En la vida uno se encuentra con grupos que le gustan, con grupos que le acompañan en momentos importantes de su vida, con grupos que le alegran, con grupos que molan o que tocan muy bien… pero hay otro tipo de bandas que a uno pueden gustarle. Se trata de bandas especiales. No hacen tu estilo favorito, no estás emocionalmente ligado a su música de forma peculiar, pero simplemente parecen salirse los estándares de una forma que no puedes obviar. Audience es para mi, una de esas bandas.
Considero más apropiada que nunca esta intro porque «A Shake In Calm Water», cuarto disco de los gernikeses, se introduce más que nunca en aires clásicos (jazz-blues-country) de los que no soy para nada experto, pero puedo disfrutar igualmente. En efecto, probaron sus alas en las raíces pero estas han mostrado su fuerza arrastrando al quinteto al background con el que jugaban. Parece que quién juega con fuego se quema y quien juega con los clásicos, se empapa de ellos.
Ya nos pareció al escuchar «Wide Man» que esa aproximación se intensificaba, dejando al margen parte de la experimentación o al menos del toque más irreverente de la banda. Los momentos más genuínamente folkies vienen de la mano de Ager con la dylaniana «The Chances of My Life» y la escalofriante «Midnight Kiss» con esos potentes riffs que crecen hacia el final. Cantada a coro pero llevada de la mano de la más honda garganta de Hannot, «Away Back Home» nos da el pego de la América profunda aderezada con su dramático piano.
Por otro lado el lado frenético y más blues-rockero de la banda, generalmente encarnado por Gaizka tiene exponentes como la trepidante y gamberra «Talk Fashion» o la instrumental «Reel To Real». Y la mezcla vocal les funciona bien en las maneras swing «Follow That Sax Sound». Y a la hora de hablar de rock, seguramente «You Don’t Have To» sea la que más merezca este calificativo, por su groove con la densidad del Missisipi y su saxo empapado en whisky.
Bien, Audience han creado un disco que mira de frente a muchas obras importantes de lo que se ha llamado alt-country, hasta aquí todo genial pero dentro de lo concebible. Ahora las sorpresas. No contentos con la tradición norteamericana, en «Criminal Tango» juegan con este género con la elegancia que les caracteriza, moviéndose de Argentina a México en su segunda parte «Criminal Celebration». Por la exuberancia instrumental que les permite utilizar desde el violín a la trompeta, maracas y otras percusiones se nos antoja llamada a convertirse en uno de sus temas más celebrados en directo junto con su ya célebre «Small Town».
Como guinda, la banda se rinde a una asignatura pendiente. Euskaldunes como son, en «Betiko» consiguen fundir con sencillez euskera con folk estadounidense a intervalos de júbilo campestre y oscurísima tensión. El equilibrio de «Trying Wings on Roots» me pareció tan especial en su día que el simple hecho de que «A Shake In Calm Water» haya conseguido aplacar la posible decepción hasta ponerse a su altura me dice que estos chicos van por buena senda.