Desde Barcelona, April Fool’s Day son un grupo de indie-rock con sensibilidad anglosajona que demuestran ya desde ese nombre y la fecha elegida para el lanzamiento del disco (precisamente el 1 de abril, nuestro día de los inocentes cambiado de fecha). Por supuesto, también se les nota un crecimiento escuchando a bandas como Yo La Tengo, Teenage Fanclub, My Bloody Valentine y a buen seguro, que ahora lo combinan con cosas más actuales como The Pains of Being Pure at Heart.
Con semejantes influencias en su sonido, os imaginaréis que proponen una más que digna incursión en el pop de guitarras altisonantes, sonidos etéreos, voces dulces y distorsiones como colchón. Precisamente este es su encanto, con una propuesta que queda tan clara desde el comienzo, no aburrir gracias a un sonseguido equilibrio.
El disco encontramos piezas en cuyas aguas perderse como «Zelig», momentos más eléctricos como «Sand Mountains», otros más correosos como «A Brief Escape», guitarreos power-pop en «Parasol», más protagonismo del sinte en «Being P. Connors»… una retahila de buenas canciones repletas de ternura y calidez ambiental.
La voz se oculta a menudo tras esa patina de shoegaze, pero en algunos momentos la sacan a la superficie y ganan así fuerza pop. Es el caso de «Grey Hat» que se distingue como single y en él la voz asoma con fuerza como en un tema de Death Cab For Cutie. Por su parte en «Diary Orange Tree» se encaminan un poco más a Yo La Tengo. Para finalizar, le darán más al reverb y al bombo en «Calypso Island» y se despedirán con la lenta cadencia nostálgica de «March».
Agradable shoegaze, indie con fondo lofi, pop sublimado o dream-pop, pero el suficiente brío y brillo para gustar. En ninguna manera impactan, pero rebosan elegancia y es extremadamente fácil que te escuches el disco entero sin que casi te hayas dado cuenta. ¿Eso es bueno? Para el género que practican, diría que bastante.