Ya nos ha pasado más veces que cuando pensábamos que estábamos hasta arriba de revival post-punk algún grupo aparece con influencias de aquellas bandas y nos deja bastante tocados. Lo que quizá era asignatura pendiente era que una banda nacional supiera recoger influencias no sólo de Joy Division, The Cure o Chameleons, sino también la herencia de esos sonidos en nuestro pop, particularmente Décima Víctima en este caso. Quizá el ejemplo más cercano en el indie contemporáneo son los guiños de Nudozurdo a Golpes Bajos.
Pero lo de Antiguo Régimen ya anticipado con su EP «La Formación de la Sombra», es diferente. Claro que recoge esa herencia post-punk de los bajos vibrantes y obsesivos, pero hace gala de una rica sensibilidad pop que contrasta con imaginería fría y letras intrigantes en torno a conceptos místicos, académicos y políticos. Pero no como sermones, sino como leitmotiv de construcciones a base de voces marciales y sintetizadores solemnes. Estética y concepto muy conseguidos, que realzan la propuesta alejándola de la nadería indie con la que nos encontramos a menudo.
No en vano, se diría que Antiguo Régimen se sienten más cerca en ese sentido a bandas como Esplendor Geométrico, Fasenuova o Einstürzende Neubauten. Y eso que su frialdad no pasa por el ruido, ni siquiera son excesivamente minimalistas. No hay más que escuchar «Antiguo Régimen», esa carta de presentación con ecos de los 80 más bailables. Y qué decir de la malditamente infecciosa «Piezas Sobrantes», ¿el single pop del año en nuestro idioma? Un trepidante gancho a primera escucha para un disco con bastante más que ofrecer.
Porque «Política de Tierra Quemada» no presenta una escucha difícil en cuanto a su sonido cristalino, pero sí disemina muchos detalles resbaladizos en los que pararse a mirar con cuidado. Por ejemplo, esos coros marciales de «Política de Tierra Quemada», el synth-pop funebre de «Frialdad Quirúrjica» o ese perturbador riff final de «Desorden Mundial». Por no hablar de gajes del género como escurridizos y melódicos juegos de guitarra y bajo o sintetizadores de esos que evocan un futuro-pasado distópico.
Como me he tomado mi tiempo para hacer esta reseña, habiendo podido mientras tanto ser testigo del directo de la banda, puedo además certificar que «Política de Tierra Quemada» es un disco con trayectoria, con un umbral de cansancio que tiende al infinito. En cambio, tanto recovecos dramáticos de su instrumentación como la vena más pop de letras obsesivas («un movimiento extraño, plomo fundido en sangre», «en la vanguardia que hay en ti») se han infiltrado en mi organismo convirtiendo este debut largo en un tótem de hormigón tan implacable como los que figuran en su apropiado artwork.
