El festival Villamanuela arrancaba en su primera edición con la mala noticia matutina de un cambio de salas, pasando los conciertos del Museo ABC en su práctica totalidad a salas aledañas (Taboo el jueves y el recién re-inaugurado Nasti para el resto de días, ahora llamado Maravillas Club).
Nos perdimos el paso de Sangre y de Las Kellies por este motivo, ya que la cercanía entre salas cambiaba como para no llegar a primera hora y para quedarnos sin tiempo de pasarnos por El Perro Club a ver a Challenger. Los madrileños tuvieron que sufrir el poco público en los primeros compases de su concierto, aunque luego consiguieron llegar a un aforo algo más considerable, pero lejos de poblar más que las primeras filas de la sala. Arrancaron con su particular ristra de éxitos («All», «Rusty Moore», …) para luego ir presentando su inminente nuevo disco «Agh!». Los temas del nuevo disco dan un lavado de cara sensacional al estilo desenfadado de punk rock, garage y melodías que siempre han defendido, quizás llevando el sonido de la banda un punto más allá en cuanto a esa capacidad melódica en las composiciones. Si el trío siempre tuvo un directo complicado, con mucha pegada y ganas pero con cierta imprecisión, podemos asegurar ahora que se nota las tablas que han ido adquiriendo. Aún pitan los oídos.
Tras El Perro Club pasamos a Taboo para ver el directo de unos Singapore Sling que pintaban como una de las propuestas más interesantes de cuantas pasaron por el cartel del festival. El resultado aún así no fue el que las potentes guitarras oscuras nos hacían presagiar, ya que aunque el sonido de Taboo reunió las condiciones perfectas para dar cuenta del sonido shoegaze de la banda, el concierto fue soporífero por las nulas ganas de la banda. Todos sabemos que este tipo de bandas no son muy dadas al movimiento, pero el caso del que hablamos era el de una serie de muñecos de cera interpretando sus temas de la manera más plana posible. Una pena.
Por suerte luego The Oscillation pusieron todo en orden desde el primer guitarrazo, ahora en formato trío con DC dividiendose entre la guitarra, la voz y los teclados, mientras que Tom y Victoria se mantenían en sus puestos. Su directo asoló los oídos de cuantos permanecíamos atentos en las primeras filas, de nuevo utilizando bien el sonido de la sala. Su nuevo disco «From Tomorrow», continúa la senda de krautrock que ya ha ido ganando adeptos en sus previos pasos por suelo español, y su directo en Villamanuela era sin duda (en ese momento) el mejor directo de cuantos habíamos visto en esa jornada… Hasta que apareció Jef Barbera.
El canadiense casi-travestido y con peluca se subió al escenario de Taboo tras el cambio de sala con el Museo ABC, y gracias a Dios que ese cambio sucedió para poder dar cuenta de su directo. Ritmo imparable, bailes imposibles entre el público, una banda impoluta siguiendo el beat y el funk más absoluto… Era prácticamente imposible estarse quieto delante de Barbera y del resto de la banda, sobre todo ahora que con su segundo disco se ha decantado por ese sonido funk del que hablábamos dejando caer el peso de la canción en las repeticiones de beat y bajos por parte de una sección rítmica impoluta. La gran pega es que el concierto se hizo demasiado corta, la buena es que nos había alegrado el jueves.