En esta dura época para la cultura donde música y conciertos se ven arrinconados, cuando no directamente mutilados por persecuciones y cierres de salas, que iniciativas como La Faena sigan adelante es sin duda un soplo de aire fresco que demuestra que buscando otras vías diferentes aún puede quedar algo de esperanza, y que siempre existirán lugares donde se hagan las cosas sin buscar solamente el puro y duro negocio. En La Faena II las propuestas siempre aseguran calidad, buen sonido, y precios razonables y bien distribuidos, así como un elogiable sentido de la autogestión que a día de hoy es casi un oasis en el siempre complicado (y caro) entramado de salas madrileñas. Sitios como La Faena II son absolutamente necesarios en los tiempos que corren, y aunque esté “lejos” (sí, parece que 25 minutos en metro son suficiente excusa a veces para no movernos de Malasaña) y su ubicación en medio de un polígono no sea lo más glamuroso del mundo (no señores, Suances no es Williamsburg, y casi mejor que así sea), no podemos sino recomendar que la gente amante de la música independiente de verdad se molesté por conocer todo lo que allí se está llevando a cabo.
Anoche era el turno de Ulises Lima y Shonen Bat, los cuales presentaban en la capital el split que anda disponible por la red desde hace ya un tiempo, y que próximamente verá la luz en su edición en vinilo. Un compartido del que ambas bandas interpretaron varios temas alternándolos con piezas de sus obras pasadas, y que conformaron un par de horas del mejor emo y post hardcore de esencia 90´s.
Arrancaron la velada los malagueños Shonen Bat que con su propuesta de emocore matemático recordaron por igual tanto a los añorados American Football como a bandas en esa onda de post hardcore preciso que abanderaban hace 15 años Owls o Karate. Tanto en su versión más accesible y melódica, como en sus temas más antiguos catalogados entre bromas por la propia banda como “los aburridos con los que os dormís”, Shonen Bat volvieron a demostrar en su segunda visita a La Faena II que funcionan como una perfecta maquina en directo, y que con un poquito más de suerte deberían tener una importancia mayor en la muchas veces estática escena hardcore.
Tras ellos Ulises Lima, o lo que es lo mismo una de nuestras bandas fetiches preferidas, volvieron a demostrar lo cómodos que se sienten tocando en esta sala que tanto se aleja de la excesivamente mercantilizada forma de funcionamiento de la mayoría de salas de la capital. Su post-hardcore emocional de raíz punk sonó como un tiro una vez más, y sus himnos “The River”, “Waiting for the Summer” o “Madrid is a Hole” nos volvieron a obligar a levantar el puño y corearlos con fuerza. Junto a ellos también hubo hueco para piezas del compartido con Shonen, por supuesto, y es que la banda de Tote, Rai, y Paul atraviesa un estado de forma espectacular que hace que nos quedemos con ganas de volver a verlos en directo en sus próximas fechas en la capital.