El regreso de Triángulo de Amor Bizarro a Bilbao en la era post-pandémica, tras un intento abortado, era una fecha curiosa. Curiosa porque, pese a estar anunciada la ciudad dentro de su amplia gira estatal, tan solo un par de semanas hacía que se había concretado dónde tocarían, entradas, etc. A esta última hora atribuyo un poco que el primer concierto del cuarteto tras la edición de ese «oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ» -que llamaremos homónimo para evitar el esquince cerebral-, no contara con la expectación debida. La escueta promo llevada a cabo por parte de la sala, recinto de eventos multidisciplinar propiedad de una entidad bancaria, recalcaba que habían sido autores del disco del año («da igual cuando leas esto», pensaba yo para mí, en metajerga tuitera), pero por lo visto eso no sirve para petar una sala de un aforo en torno a los 600.
Tampoco ayudaba el hecho de que en la Sala BBK no se puede beber alcohol («ya hemos bebido nosotros por vosotros», nos decía Isa), punto del que no me voy a quejar, pero que sí contribuyó, junto a la ausencia de telonero, a un inicio del bolo algo frío y enrarecido. Y eso que la banda entró a fuego con «No Eres Tú», una de las joyas de su nuevo repertorio, pero quizá ese dub siniestro no era lo mejor de golpe para crear la comunión con el público. La fase de ajustarse al modo «picadora de ruido incomprensible» de la formación tardó un poco, según fueron alternando temas de corte punk garajero y baterías a todo trapo con dulzura shoegazer. Incluso otra de mis favoritas como es el pepinazo de «Amigos del Género Humano» sonó algo desaprovechada tan al comienzo del bolo.
La cosa fue reajustándose siendo un punto de inflexión el final de «El Crimen», que cerraron con todo un derroche de feedback y el comienzo de la sideral balada «Seguidores». Aquí quedó patente la dualidad de la banda y lo bien que se desenvuelve tanto en las gemas pop como en las marañas de ruido psicodélico que en directo pasan a ser una verdadera macarrada. Y luego el terciopelo. Y luego otra hostia. Y así hora y media de tiras y aflojas. El que los conoce en directo ya sabe lo que hay, ruido sin concesiones aún a riesgo (o con el feliz accidente) de desdibujar las melodías. Si acaso destacar la familiaridad creciente de la banda con las texturas sintéticas y las baterías electrónicas. Como si con las analógicas no hicieran el suficiente ruido.
Hablemos de ruido acotando el bloque industrial de la cita: las hermanadas «Robo tu Tiempo» y «Ruptura», tan solo separadas por una más inesperada «Muchos Blancos en Todos los Mapas», otro de los temas más inquietantes de su catálogo. La sequedad psicótica de Rodrigo gritando y dando brincos con el micro quedó en directo mucho más disociada del colchón de ruido, ofreciéndonos ecos de Throbbing Gristle. Salieron del industrial hacia el escalofrío sintético con punto de fuga hacia el color de «Fukushima» y entonces llegó: «ASMR Para ti» es ya, por derecho propio una de las más insignes baladas que la música alternativa en castellano haya dado. Es amor, es pérdida, es nostalgia, es superación, mirarse los pies y al cielo al mismo tiempo. Y dentro del concierto fue también la señal de que Triángulo de Amor Bizarro ya se habían metido en el bolsillo a todo el público.
A partir de ahí, todo fue rodadísimo y jalonado de ganchos triunfales, letras que corear sí o sí y bailes que se escapan del cuerpo. Ese momento en que podían haber tocado cualquier cosa porque ya entraba todo, lo dulce, lo envenenado y lo crudo, pero no había tiempo ya para más altibajo, porque solo había altos melódicos. Y es que el repoker de ases que el cuarteto se guardaba para el final, sin bises ni zarandajas, era de escándalo. Las canciones inmortales y más que probadas que han ido dejando en su excelsa trayectoria. 5 hitazos como 5 soles entre los que los temas nuevos no desentonan con los antiguos. ¿O acaso no fue «Vigilantes del Espejo» tan coreada como «De La Monarquía…» y «Barca Quemada» tan bailada como «El Fantasma…»? Puede que los tímidos pogos palidecieran a los que los gallegos se encuentran en otras plazas, pero en la Bilbao moderna y postpandémica no es poco éxito para una banda no dada al rollo de estadio.
¿Me faltaron temas? Muchos, como grandes espinas quedaron «El Culto al Cargo…», «Un Rayo de Sol», «Calígula 2025» (curiosamente cayeron los 7 primeros temas del último y ninguno de la parte final) y, por qué no, «A Cantiga de Juan C» que muchos nos quedamos con ganas de ver en directo. Aunque, quitémonos las caretas: a un hipotético ciclo de conciertos de Triángulo de Amor Bizarro tocando cada noche un disco, asistiría las cinco noches con la misma ilusión.