Ante la extrañada ciudad bilbaina Triángulo de Amor Bizarro comenzaron a tocar en plena Gran Vía. Se trataba de conmemorar el día mundial del diseño industrial, el concierto había sido anunciado apenas dos días antes y la verdad que la cosa tenía poco sentido, de ahí que ni la propia Isa encargada de anunciarlo lo dijera con demasiada convicción. La broma fue utilizada más adelante para soltar cuñas tipo «no es fácil, el diseño industrial» o «viva la industria». No nos quejaremos de conciertos gratis en pleno centro, pero sí un poco de la arbitrariedad de este tipo de actos cuando al ayuntamiento se le antojan, a la par que sigue con su política de matar la noche de la villa y recortar las fiestas de los barrios y la propia ciudad.
Tras la debida queja y pasando a lo musical, el cuarteto se presentó como en la última ocasión que les vimos en el Primavera con nuevo teclista/guitarra de apoyo, que ya parece miembro oficial y sorprendentemente recurrió más a su primer disco que al flamante «Año Santo». Así empezaron con temas como «Quienes son los Curanderos» y comenzaron a evidenciar unos fallos de sonido que les acompañarían durante casi todo el concierto. Mal sitio y, suponemos sin prueba previa, junto a la manía/fetichismo de la banda por el volumen y el ruido supongo que no fueron buenas compañeras. Tampoco el clima, aún a plena luz del día y en una calle comercial mientras pasaba la gente preguntándose a que venía el alboroto.
Nos dimos sobre todo cuenta de que faltaba magia cuando sonó un tema como «El Culto al cargo» con un aire algo desangelado. Parecía claro que la acentuada pasión por el noise y el kraut de su segundo disco no iba a triunfar en esas circunstancias. Si que sonaron bastante bien dos de sus temas más reposados, primero «Estrella Azul de España» y después «Super Castlevania IV». A la banda, sobre todo a Rodrigo se le veía preocupado por el sonido demasiado como para meterse del todo en lo suyo, mientras Isa ponía la cara amable (por ejemplo, casi deletreando el nombre de su banda al micro ante la petición de una pareja) y Rafael a la batería pone el extra de intensidad escénica que a veces le falta al resto cuando están envueltos en los mares del shoegaze supersónico.
«De la Monarquia a la Criptocracia» animó un poco el ambiente con sus melodías, pero mucho mejor sonó el arrebato punk de «Isa vs El Partido Humanista», ratificando que en un concierto atípico, no son los singles lo que mejor funcionan. Aún así se guardaron para la recta final «El Himno de la Bala», la adictiva «Amigos del Género Humano» y finalizaron muy acertadamente con «El Crimen: Como Ocurre y Como Remediarlo» que sedujo con su toque garajero y fue aprovechada para finalizar el concierto como debe ser, entre toneladas de distorsión, rasgueo de guitarras y ruidera impropia de aquel escenario.