Para bien o para mal, esta 14ª edición de Territorios Sevilla: Festival Internacional de Música de los Pueblos será recordada como una edición de cambio. La ampliación del número de bandas, de escenarios y de aforo, frente su disminución en un día, la eliminación de cualquier actividad o concierto fuera del Monasterio y los problemas de accesibilidad y movilidad debido a todo lo anterior, han supuesto una especie de tira y afloja entre el intentar que el festival suba de nivel y esas evidentes dificultades y carencias que han ido en paralelo. Nosotros, por nuestra parte, no podemos más que especular con qué sucederá el año que viene y, evidentemente, relataros y opinar sobre lo visto y oído durante este fin de semana de música.
BIKINI RED
El primer día de dos de este Territorios fue el más lastrado por las citadas dificultades en el acceso a partir de las 23.00 más o menos y por la difícil circulación al comienzo y término de los cabezas de cartel a través de los tres arcos y bóvedas que separan espacios y escenarios. Pero a poco más de las 21.00, cuando entremos nosotros, poco de eso había aún, ya que la mayor parte del público ni había llegado o hacía tiempo bebiendo fuera hasta que comenzaran los conciertos más mediáticos. Así que en un santiamén estuvimos en el escenario mediano de este año, Tres Culturas, para ver a Bikini Red. Este joven banda, con rubio sueco al frente, oscila entre el garage revival de Strokes y el rock alternativo a lo Placebo; estilismo de ambas incluído. Convencieron menos cuando su frontman se soltó a lo rock star, y más cuando la banda se mostró más dura y hasta experimental, con juegos de programaciones y theremin incluídos. A ver cómo evolucionan.
SR. CHINARRO
Poco después, en el mismo escenario pero podría decirse que en el extremo opuesto del rock, apareció Antonio Luque, el hombre tras el Señor Chinarro, y los suyos. Para el sevillano, una de las figuras indiscutibles de nuestro indie, tocar en su ciudad y en el mayor festival que tiene lugar en ella, era batalla ganada, y así al poco rato el escenario ya estaba bien lleno. Con una apariencia más rockera que nunca, con barba y pelo largos, el artista y su grupo ofrecieron un concierto impecable, orientado en torno a los temas nuevos de su desde ya reivindicable Presidente y parte de lo más granado de sus tres discos anteriores, aunque hubo alguna incursión más allá en el tiempo. Sabedor de su situación, sólo tuvo que dirigirse al público con algunos comentarios entre románticos e irónicos, mientras que el peso principal lo tuvo la música; comenzando con “Ni lo sé ni lo quiero pensar”, y continuando, sin orden en particular, con “Dos besugos”, “Vacaciones en el mar”, “Tímidos”, “María de las Nieves”, “San Borondón”, “El rito”, “Del montón”, “Una llamada a la acción”, “Babieca”… y hasta una añeja “Quiromántico”. Chapó en definitiva. Lástima que tuviésemos que perdernos los últimos minutos para ver a determinado inglés eternamente cabreado en el Cruzcampo…
THE FALL
Ya sabíamos que un concierto de Mark E. Smith es algo impredecible, que depende únicamente del ánimo de esta leyenda del rock británico. En esta ocasión se presentó apático y porculero, precisamente el ánimo adecuado a su actitud contestataria y afín al noise/post-punk que lleva más de treinta años haciendo sin descanso y que prácticamente él inventó. Con una base sónica a prueba de rocas (dios mío, cómo retumbaban ese bajo y esa batería), este señor se paseó con dos micros por todo el escenario, subiéndole la potencia a los amplis, tirando portamicrófonos y platos, y tocando las teclas que le placía al teclado de su mujer; la cual se preocupó de recoger las cosas que éste derribó en más de una ocasión. Pero lejos de resultar todo en un despropósito, logró, junto a su, supongo, sufrida banda, dar un buen concierto; algo que sólo alguien que estuvo ahí viendo nacer el punk sabe cómo hacer sin recibir abucheos y abandonos en masa del público. Por otra parte, mposible averiguar el set list completo, atendiendo a que nos vamos acercando a la treintena de discos de The Fall, pero pudo discernirse que siguen presentando su notable y aún último disco Your Future Our Clutter (2010). Que supongo que de aquí a nada tendrá sucesor…
KING MIDAS SOUND
Una de las propuestas más minoritarias y desconocidas del día se convirtió en uno de los grandes bolos de todo Territorios 2011. La gente que esperaba en el a menudo sorprendente pequeño escenario CAAC un concierto de dubstep rítmico y sugerente, se encontró con algo bastante distinto a lo imaginado. Y es que, tras veinte minutos de retraso (él único que tuve que sufrir en todo el festival), comenzó una tormenta sonora. Claro que, una vez revisados los créditos, la sorpresa, no por inesperada, resultó más comprensible: el cerebro del proyecto, Kevin Martin, es el terrorista sónico tras Techno Animal y The Bug. Acompañado en tal asalto por dos figuras tan contrapuestas como la de la poseída japonesa Kiki Hitomi y el tranquilo trinitario Roger Robinson, la suya fue una hora de horror industrial y trip-hop pasado de vueltas, pero aún así bailable para los más atrevidos. Si bien es verdad que algunos huyeron nada más escuchar el ruido, poco a poco, la voz de la buena música sin márgenes se fue corriendo y el recinto acabó bastante lleno, aprovechándose también en su segunda mitad de la auténtica avalancha humana que salía de Vetusta Morla y decidía explorar el resto de escenarios. Y con ello, el caos…
ASIAN DUB FOUNDATION
Todos los accesos y galerías, tanto el principal que comunicaba el gigantesco escenario nuevo extramuros, ICAS, con el resto de escenarios ya dentro del recinto, como los que unían dichos espacios interiores entre sí, se vieron colapsados con el tránsito del público de Vetusta Morla; que como decíamos, se convirtió en una auténtica marea humana una vez entró en tropel dentro del conjunto monumental. Tras pasar un buen rato siguiendo o sorteando como podíamos las interminables colas de gente, por fin salimos del monasterio rumbo a Asian Dub Foundation en el escenario grande, tras descartar un recogido concierto de The New Raemon en el escenario pequeño. El colectivo asiático-anglosajón es muy querido en España, y a Territorios volvían repitiendo tras su actuación de hace casi una década, por lo que una nueva aglomeración era previsible. Y así fue. Por primera vez veíamos el nuevo escenario principal y notábamos cómo Territorios había dado un nuevo paso en cuanto a nivel mediático y reclamo: miles de personas danzando a ritmo de “Flyover”, “Europe Fortress” y el resto de los himnos de la banda. Como a cierta distancia apenas se veía a los músicos sobre el escenario por la ausencia de pantallas y también se disipaba el sonido, quizá algo bajo, nos acercamos lo que pudimos, disfrutamos del baile y se nos olvidó su marcado carácter político.
2MANYDJS
Y acabamos la noche en el mismo espacio, al ritmo de la sesión de los Djs belgas, conocida de memoria por los asiduos al Creamfields o a cualquiera de los festivales donde se hayan dejado caer últimamente: retazos de Chemical Brothers, MGMT, The Human League, Guns N’ Roses… intercalados entre largas progresiones tecno y dance. Un fiestón de dos horas para los que a esas alturas aún aguantaran. Nosotros estuvimos la mitad del set y nos marchamos, preguntándonos si al día siguiente habría la misma muchedumbre y los mismos problemas para desplazarse de un escenario a otro. Pero sobre todo, si se superaría el nivel de los mejores conciertos de ese ya finado primer día…