El Sonorama vuelve a triunfar, como ha ido haciendo año tras año, pasito a pasito. Desde aquel pequeño recinto que era el campo de fútbol (acampada y recinto de conciertos) hasta lo que ahora mismo podría ser el festival preferido para la mayoría indie local.
| EL COMIENZO DE LOS FESTIVALES QUE APORTAN MUCHO MAS |
Se puede decir que si estos dos o tres últimos años festivales como el FIB han ido creciendo de una manera abismal con la llegada de extranjeros, un festival como Sonorama es el antídoto perfecto. Nuestro único temor es que el crecimiento del evento no termine de interferir en las virtudes que todos queremos tener en Aranda de Duero: cada vez es mas complicado poder acceder a algo de comer y de beber en las bodegas, la piscina esta naturalmente repleta y los conciertos matutinos en una plaza tan pequeña son demasiado incómodos. Aun así, estos efectos secundarios del crecimiento eran inevitables y hay que aplaudir el esfuerzo de los chicos de Art De Troya, pero la mayor queja que todo amante de la música debiera tener en el festival es sin duda la duración de los conciertos, que nunca pasan de la hora de duración. Esto fomenta que cada vez sean mas los que vean en Sonorama una oportunidad económica de pasarlo bien y no un festival con la mayoría aplastante de los mejores nombres nacionales. Sobre todo ahora que tienen ya tres escenarios asentados, es el momento de apostar por el menos es mas, aunque sea sólo en el grande.
| COMO UNIR A PONY BRAVO Y LOQUILLO EN UN FESTIVAL |
Fruto de los problemas normales de un jueves laboral fue complicado llegar antes a Aranda de Duero. En realidad, la meta del viaje fue directamente el recinto ferial donde se celebraba el festival, donde Soul Tellers ya estaban entregando su divertido y festivo directo a todo el publico en esta primera jornada de introducción. Gratuita para mas señas. Arizona Baby comentan que ya habían triunfado en el segundo escenario, el Ribera del Duero, que este año se había puesto muy guapo para la ocasión, pero parece ser que fue a partir de la actuación de Soul Tellers cuando la gente se fue acercando al escenario principal a ver al gran Loquillo.
Antes que todo esto Vinila volvía a aparecer como la gran diva que es, con un vestido de domadora de fieras que le iba al pego, intento demostrar que ella es un verdadero reclamo musical como para ponerse altura del propio reclamo de su impactante físico. Se puede decir que no lo consiguió, aunque los chicos de The Lucky Dados saben muy lo que se hacen a estas alturas de la jugada. A pesar de todo ello, un show divertido, pero algo escaso en lo musical.
Entonces fue tiempo de ver a Pony Bravo, probablemente el mayor brillo de calidad de toda la primera jornada de festival. Su extraño y deslabazado directo volvió a gustarnos mucho, aunque ya va siendo hora de que nos demuestren otra vez en estudio que su primer disco no fue un espejismo. Los cambios de instrumentos constantes, los hits («El Rayo», «La Trinchera», «Lolita»…) y unas luces lamentables todo el festival (en esta carpa) pero que en este caso les quedaron clavadas dicen todo. Son una de las bandas mas inspiradas y capaces de hacer algo distinto que tenemos en el mundillo independiente, así que siempre los celebramos.
Entonces, Loquillo tenía una tarea dura. No es que precisamente sea la vanguardia musical el lugar preferido para un artista que hace poquitos años comentaba que «Pearl Jam llegaran lejos, tienen la mirada del tigre«, cuando ya copaban la cabecera de cartel de cualquier festival. Algo muy pasado, queramos o no. Pero también es cierto que su show desde que apareció encima del escenario principal fue algo digno de mención y de visionar: impactante presencia escénica con esa altura y unos músicos realmente buenos. En ocasiones no nos quedo otra que pensar en que sus poses de rockero retirado eran de todo menos creíbles, pero es cierto que finalmente termino convenciendo de que su repertorio es algo realmente digno de mención. No estuvo entre los mejores conciertos del festival, pero termino dejando un concierto la mar de entretenido y correcto entre tanto jovenzuelo.
