Por motivos de agenda no fue posible estar durante los ya cuatro días de festival que prometen desde la oficina de Art De Troya, pero nuestra visita anual a Sonorama volvía a efectuarse un año más. Las tradiciones están para mantenerse, y aunque el festival está luchando contra un montón de competidores en idéntico formato (festivales modestos, con las bandas nacionales habituales, pequeños regalos internacionales y ambiente familiar) sólo que en algunos casos con el especial aliciente de una playa que es lo único que podemos echar de menos en Aranda de Duero en pleno mes de Agosto.
Iniciamos la andadura viendo como acaba el incendiario concierto de Novedades Carminha, que seguramente habría sido más disfrutable a altas horas de la madrugada y con la gente más metida en el meollo. Después pasamos al escenario más grande a ver como se las gastaban The Pepper Pots con esa propuesta de soul femenino de claro corte sixties, y nos convencieron con una profesionalidad que parecía impropia de la juventud de la banda (y sus cantantes). Muy buenas vibraciones para comenzar, esta vez sí, en un horario más que apropiado para ello.
Pasamos después al concierto del Instituto Mexicano del Sonido, que fueron otros que seguramente habrían cosechado más aplausos de haber actuado en horario nocturno. En este caso la propuesta de Camilo Lara y sus otros dos colegas, a medio camino entre la tradición mexicana y algunas de las últimas corrientes electrónicas, habría sido una continua celebración nocturna gracias a una propuesta tan única y divertida. Esperamos volver a verlos pronto. Con The Dandy Warhols nos aburrimos mucho, pues la banda de Portland parece que sigue anclada en los viejos clichés del pasado. Si en sus momentos álgidos ya sufrían de unos directos insulsos que apenas sobrevivían por los hits que cosechaban («Bohemian Rhapsody» y «Not If You Were the Last Junkie on Earth», siguen funcionando), en pleno 2012 y con discos apenas pasables como su reciente «This Machine» era lo que tocaba.
Tras una breve visita por Fuel Fandango y por la multitudinaria (y ya muy vista) actuación de Vetusta Morla pasamos a la carpa a disfrutar del siempre infalible directo de Los Tiki Phantoms. Sin duda que su directo empieza a caer en lo típico, ya que los numeritos del «sacrificio» y demás se repiten, pero las ganas y los temas nos sacan siempre una sonrisa y unas ganas locas de bailar. Ideales para festivales, claro.
Sacrificamos las actuaciones de Odio Paris y Ornamento y Delito para disfrutar por dos propuestas más multitudinarias. Primero El Columpio Asesino demostraron porque siguen siendo un grupo tan respetado por el sector sectario indie y por los más críticos: ante todo hacen lo que les da la gana. Su directo tan caótico y ruidoso se fundió perfectamente con la noche arandina, dando pie a un cierre de fiesta mucho más pesado de Telephunken en formato Dj Set.
Una edición más de uno de los festivales que cambió la manera de pensar de los programadores que no podían permitirse grandes nombres. Sonorama, ya con quince años, parece que va dejando de crecer de una vez. Sólo esperamos que sea para bien.