Con las mejoras anunciadas en el recinto del festival, arrancaba la tercera edición española de Sonisphere, la segunda en la madrileña ciudad de Getafe. En esta ocasión la organización había anunciado tener muy presente los problemas del año anterior en cuanto a un recinto repleto de arena y malas hierbas, añadiendo césped artificial a la parte delantera del escenario y añadiendo más zonas de sombras. El resultado al final fue similar en cuanto a un calor abrasador para el que prefería quedarse frente al escenario a resguardarse en las carpas. El suelo del recinto es de una incomodidad muy amplia y si quieren mantener el recinto y mejorar en comodidad quizás la solución pase por intentar asfaltar la zona.
En cuanto a la disposición de bandas y escenarios, la gran pérdida del festival fue ese segundo escenario que hoy en día es necesario en cualquier festival para mantener el ánimo y poder tener unos horarios más compactos. El viernes, debido a un número de bandas menor no causó molestia, pero el sábado hizo que hubiera que lamentar unas esperas aburridas entre actuaciones y unos horarios demasiado tempraneros para este calor y para bandas de la talla de Mastodon o Dream Theater. Pagar una entrada de unos setenta euros requiere un mínimo auxilio de un escenario secundario para facilitar las cosas, puesto que es impropio de un festival así de grande el tener sólo siete actuaciones en casi doce horas desde la apertura de puertas.
| CON LA MELENA AL SOL |
Tras los ya habituales Bullet visitaron el escenario de Sonisphere la banda de trash metal del momento, Angelus Apatrida. Los de Albacete saben muy bien lo que se hacen, y de no ser por lo que se le escucha entre canción y canción nadie diría que estamos ante una banda local. Por méritos propios son una de esas excepciones de trash metal español alejado de la habitual horterada, a medio camino entre la contundencia y la elegancia de un género que vuelve a rejuvenecer gracias a bandas como ellos. Valient Thorr después suplieron un sonido algo nublado con una actitud portentosa por parte de su barbudo líder. Los habituales chalecos y su típica actitud macarra conquistaron con facilidad a un público con muchas ganas de pasarlo bien en esta jornada inaugural, que si bien no tenía grandes reclamos se había poblado considerablemente. Valient Thorr estuvieron mucho mejor cuando tiraron de puro rock and roll que cuando se desviaron a corrientes algo más metálicas, aunque sus virtudes quedaron en cualquier caso demostradas.
Los franceses Gojira sorprendentemente se disculparon por no visitarnos más a menudo, aunque lo hagan casi todos los años. Son por méritos propios una de las bandas de metal progresivo más en forma de todo el panorama mundial, pero la actuación de Sonisphere Spain nos dejó un concierto algo descafeinado y parado al que no se le puede achacar ni una pega en la ejecución de los músicos. Igualmente Sôber volvieron a demostrar que aunque son unos músicos muy buenos su actuación no encaja bien en pleno 2011. Inevitablemente nos quedamos con sus piezas clave, aunque no sonase apenas sonase «Loco» de «Morfología» y nada de su mejor obra, «Synthesis». Por si fuera poco, los guiños a «Paradysso» tampoco fueron una elección demasiado arriesgada («Diez Años» y «Arrepentido» son sin duda los temas más blandos), así que el repertorio del resto del concierto quedó muy oscurecido. Nos alegra ver que han vuelto en forma, pero al mismo tiempo su giro cada vez más fuerte al metal melódico es cada vez más aburrido.
| ENTRE LA VERBENA Y EL HARD ROCK |
El legado que han dejado Arch Enemy para el mundillo del metal no deja de sorprenderme, aunque más le sorprendió a la gente que permanecía viendo el concierto desde la lejanía saber que la voz del grupo pertenecía a una chica. Su actuación fue el momento perfecto para gastarse cinco euros en una hamburguesa que apenas tenía algo más que pan, vaya.
El guitarrista Slash fue el plato fuerte de la primera jornada, porque aunque no hay nada reseñable en su trayectoria discográfica desde la disolución de Velvet Revolver, es uno de esos rockeros que aún derrocha carisma. De ese modo, ayudado por Miles Kennedy de Alter Bridge, inició una actuación que prometía mucha diversión. La banda sonaba con la suficiente pegada como para regalarnos unas buenas versiones de «Rocket Queen» o «Night Train». Igualmente la voz de Miles (ayudado por un efecto a tiempo) recuperaba de manera muy fiel la canción más conocida de Velvet Revolver, «Sucker Train Blues«.
De aquí en adelante el concierto comenzó una caída libre absoluta, debido sobre todo a una monotonía musical y a una poca comunicación con el público. Es fácil mantener el interés de la gente cuando atacas temas como «Sweet Child O’Mine», «Paradise City» o el «Slither» de Velvet Revolver, pero al mismo tiempo es fácil caer en una interpretación fría de las mismas. El fan de Guns ‘N’ Roses saldría contento, pero el resto quizás quedó con la sensación de haber estado viendo a una orquesta tocando versiones.
| SOBRIEDAD HORTERA |
El cierre correría a cargo de The Darkness, que si bien comenzaron su carrera como la mejor esperanza del hard-rock de origen glam, los años de barbecho provocados por las clínicas de rehabilitación nos hacían presagiar lo peor. Su paso por Getafe nos demostró precisamente lo contrario, coronándose a pesar de un horario exageradamente nocturno como los triunfadores de la noche. Si bien los sectores más puristas del heavy metal quedaron contentos con las guitarras de Slash, el concierto divertido y de sonido limpio de The Darkness nos sirvió al resto para despertar del letargo.
Veremos como encajan su nuevo disco, puesto que a priori suena difícil volver a tenerlos cerca de su disco debut. Al menos, un repertorio como el de Sonisphere plagado de lo mejor de su cancionero nos brindó una banda sobria y entregada que tuvo sus grandes momentos en «Get Your Hands Off My Woman «, «One Way Ticket», «Friday Night» y, por supuesto, en «I Believe In A Thing Called Love». Esperemos que retomen esa prometedora carrera cuanto antes y que los hermanos Hawkins mantengan la forma física y mental.