Que complicados se hacen los conciertos de los domingos, esos días en los que uno anda más cerca de tirarse en el sofá a ver una de esas películas basura, en las que un perro juega al baloncesto o un mamut juega póker, que de darse una ducha para disfrutar de un concierto sanador. Los pocos que hicimos eso la pasada noche de domingo salimos recompensados por la actual formación de A Silver Mt. Zion (otrora Thee Silver Mt Zion).
Antes de que esa comunión ocurriera con los canadienses la cosa ya comenzó a ser especial durante la actuación de Isasa, proyecto personal de Conrado de A Room With A View), con un silencio sepulcral durante cualquier momento del concierto. Es posible que esto sucediera por el enorme respeto que hay en Madrid a todo lo relacionado con A Room With A View, o también porque la sorprendente propuesta de Isasa y su guitarra funcionase a las mil maravillas. Esto último era lo más complicado tratándose de una propuesta tan desnuda, calmada y lineal como la de su folk americano, pero parece que consiguió atraer las miradas y los oídos fácilmente. Un genio.
Para cuando los canadienses que encabezaron la jornada de este Sound Isidro, ciclo de conciertos con cada vez más poder en la escena musical madrileña, la Joy en su parte baja presentaba abundante cantidad de gente. Y, de nuevo, cabe mencionar que toda esa gente se mostró todo lo callada y calmada que la propuesta musical de los Silver Mt. Zion necesitaban para hacerse escuchar. Aún así los temas de “Fuck Off Get Free” (sirva de idóneo ejemplo el inicio con “Fuck Off Get Free (For the Island of Montreal)”) abrumaron en cuanto a potencia, sobre todo con algún problema de nitidez durante los primeros momentos del concierto. De hecho, casi todo el minutaje del concierto estuvo dedicado a este nuevo trabajo con un par de recados a “All The Kings Are Dead” y «Austerity Blues».
El sonido de la sala fue en seguida preciso y contundente a partes iguales, unido a una excelente visibilidad, convirtiendo la sala en el perfecto lugar para disfrutar de un directo tan especial como este. Es cierto que la banda de Efrim Menuck lleva consigo un aura mágico a la hora de interpretar unos temas que quizás por si sólos no funcionan tan bien, pero a pesar de ello hubo ciertos momentos de tedio y aburrimiento. Curiosamente, estos momentos coincidieron con un exceso vocal del propio Menuck, que quizás debería repartir mucho más las tareas vocales ahora que quiere darle más peso a los micrófonos. Com colofón a la velada tuvimos un inesperado bis, de manos de una “ Rains Thru the Roof at Thee Grande Ballroom (For Capital Steez)” totalmente inapropiada para irnos a casa tras un bonito y crudo viaje. Fue algo más como un abrupto final a nuestra bonita despedida de verano.
