/Crónicas///

The Samhain Fest – Erandio (31/10/2012)

7.6
Sala Sonora, 50-70 personas
Precio: 8/10 €

Hay veces que para un aficionado a los conciertos puede más la propuesta en su totalidad que el verdadero reclamo individual de los grupos en lo personal. Fue este el caso del Samhain Fest, cinco bandas, unas más nuevas, otras bien asentadas en su estilo que conformaban una mezcla de metal-doom-psicodelia-drone a priori más que interesante a un precio irrisorio. Tal vez por ello lo primero que echamos en falta fue precisamente gente que respondiera a la cita, ya que la Sonora estuvo semivacía. Suponemos que entre las causas pesó la ausencia de un grupo local con su consecuente séquito de amigos y por supuesto, los que aprovecharon para irse de puente.

El caso es que más puntuales de lo que nos tienen acostumbrados los conciertos por aquí comenzaron Erroma. Los guipuzcoanos, que están dando sus primeros pasos como banda (aunque provienen de formaciones ya conocidas de su provincia como Krilin, Curasan o Paz Vegan) practican un post-metal oscuro, más bien lento de riff gordo, contundente y melódico. Una de esas formaciones que hacen de lo pesado algo bastante ameno y por momentos tan épico como su imperial bautizo sugiere, aunque lo suyo suena más faraónico. Además sonaron de lujo, lo cual no siempre es habitual tocando primero en un festival con tanto grupo. El buen sonido sería la tónica de la noche.

Le siguieron los belgas Your Highness, que siguen los pasos de los viejos Mastodon y la escena de Atlanta y alrededores aunque sobre los escenarios revelaron un toque 70s mucho más marcado que lo que había escuchado de ellos grabado. Ofrecieron un concierto correcto pero que quedó algo soso sobre todo por el estatismo del público, que si no era ya demasiado, no parecía familiarizado con la música de los de Antwerpen. Les queda para estar en las primeras ligas, pero pueden ser el relevo de bandas como Red Fang o The Sword si su procedencia no les ningunea, que esas cosas pasan a veces.

Cuzo tomaron después el relevo. El trío barcelonés desplegó como siempre esa tan particular mezcla de rock con efectos espaciales y psicodelia a raudales comandados por el siempre carismático Jaume Pantaleón. Sus canciones se funden en directo en un crisol de efectos coloristas en el que aparece detenerse el tiempo y ciertamente, se nos hizo el concierto más coto de toda la noche, revelando de nuevo un directo bastante más divertido que lo que ofrecen en disco. Algo clave en esto siempre me ha parecido que es ver al trío pasárselo tan bien sobre el escenario.

Al revés nos pasaría con Monarch. Los franceses tienen una sobrada fama underground en esto del drone-doom-sludge. Comandados por una Eurogirl maquillada de Halloween para la ocasión, la verdad es que a la larga nos infundieron más sopor que miedo. Tempos lentos hasta la agonía, mucho feedback, aullidos, griterío y abundante efecto droneante (no en vano la cantante se dedica también a manipular una enorme pedalera para darle a su ruido el matiz exacto en cada momento). Apreciaríamos más esa creación de ambientes si los combinaran con algo más, porque les quedó un concierto tan coherente como monocorde.

Por suerte, los californianos Barn Owl que cerraban los conciertos están adscritos firmemente al drone pero saben matizarlo con aires psicodélicos que le añaden los justos toques de color. No deja de ser una propuesta que también requiere mucha paciencia y empatía con el ruido que expele el dúo a base de sintetizadores y guitarras repletas de efectos, un crepitar envolvente entre el escalofrío y la catarsis de vez en cuando roto por retumbantes percusiones o bajos, lanzadas digitalmente.

Les tocó luchar en ocasiones con el ruido discotequero que provenía de la sala contigua y a veces hasta salían victoriosos. No había más que ver a gente que se acercaba curiosa, tal vez preguntándose si esos dos personajes que se disponían sobre el escenario casi a modo de DJs apocalípticos lanzando ruido ralentizado, formarían parte de algún tipo de performance especial de Halloween. En cualquier caso y aclarando que no es uno partidario del drone porque sí y más aún, que los discos del dúo tampoco son cosa que me apetezca escuchar en la intimidad, ofrecieron un recital cuanto menos estimulante. Una pena que entre una cosa (el poco público) y otra (el tono depresivo de los últimos grupos), el cariz de la velada (festival, al fin y al cabo) acabase siendo de todo menos festivo.

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31 de octubre de 2012