Si en la crónica del día anterior hablábamos del buen recuerdo que dejó la organización del festival, para esta segunda jornada aumentamos la nota. 85.000 personas y todo a pesar de ello, bastante cómodo. Así deben ser las cosas, aunque un recinto tan a la medida cómo el de la Ciudad Del Rock de Arganda del Rey ayuda. El transporte a pesar de la cantidad de gente se lleva un notable.
En lo musical pudimos comenzar con una buena dosis de rock and roll y de blues, que hacía falta. Raimundo Amador salió al Sunset en cuanto acabó la fusión de Albertucho y facilmente pudo quedar en muy buen lugar de no contar con tanto pasotismo de la gente. Comenzó ahí directamente con «Patapalo» de los sensacionales Pata Negra, para ir repasando versiones de clásicos del blues y del rock and roll (Lenny Kravitz se coló por ahí) junto a otro virtuoso como es Pepe Bao. «Que Gustito Pa’ Mis Orejas» fue otro buen tiento a su repertorio, mientras fueron cayendo en el vacío que producía la espantada al escenario grande para la actuación de Calle 13.
Estos puertoriqueños suponemos estuvieron en pleno escenario Mundo más por serc colegas de Shakira que por méritos propios, pero cuajaron un resultado bastante resultón. Sus dos cantantes se complementan bien: ella tiene buena voz pero muy poca personalidad encima del escenario, mientras los rapeos de él apenas funcionaron por esa chuleria y desparpajo. Sobre las letras poco bueno podemos decir, pero si de una propuesta que con vientos, batería y guitarras díce mucho mas.
Rihanna demostró luego que no es la misma buena chica que se sacó de la manga un sensacional álbum como «Good Girl Gone Bad» cuando nos hizo esperar unos 45 minutos a que saliera a escena. Luego ciertamente convenció, aunque fuese bastantes cosas que recriminarle: mucho material pregrabado, repertorio y ejecución algo estático, excesivos momentos de dejadez por su parte y una escasa comunicación con el público. A pesar de ello se valió de sobra de su sensacional repertorio, demostrando que ella es ante todo una buena interprete.
Sobre todo con las versiones bastante rockeras de «Shut Up And Drive», «Rude Boy», «Let Me» o incluso «Don’t Stop The Music» triunfaron gracias a una sensacional banda comandada por la guitarra del Extreme Nuno Bettencourt.
Luego Shakira demostró a ratos que es otra que ha tenido ciertos momentos respetables, antes de ser rubia, pero que ya la cosa ha degenerado demasiado. A la colombiana le da igual lo que cante, que ella va a mover la cadera y sus habituales bailes. Eso sí, a la gente le gustó mucho. Yo lo vi terminar camino de los autobuses para no pillar atasco.
Afortunadamente Jane’s Addiction, Rage Against The Machine o Metallica nos van a contrarestar con propuestas autenticas el fin de semana siguiente.