Lo primero es lo primero. Felicitar a la promotora por traer a un grupo reconocido internacionalmente por sólo 10 euros. Y también a Red Sparowes, agradecerles que vinieran a un fijo bajo, dependiendo sus ganancias, de lo que recibieran de taquilla.
A partir de ahí, la queja de siempre. ¿Tanto cuesta poner en las entradas, no sólo la hora de apertura de puertas, sino también la de inicio de actuaciones? Como no lo sabes, al final te toca la de siempre, quedarte por Madrid, en lugar de irte a cenar tranquilamente a casa, cuando de saber la hora de comienzo del concierto, las 22:15 hubiera sido lo propio.
El concierto no pudo empezar de mejor manera con “Building began to stretch wide across the sky, and the air filled with a reddish glow”. Para mí, el mejor del repertorio de la banda, con ese bajo que se te queda grabado y la interpretación del mismo, me hizo subir una especie de escalofrío por la columna. El problema es que la sensación no se volvió a repetir a lo largo del concierto, si acaso con “The soundless dawn came alive as cities began to mark the horizont”, y en los momentos de subida los distintos temas (que nadie me pida que me aprenda los larguísimos títulos, no me pagan lo suficiente en esta página). La banda es buenísima tocando, pero tienen una presencia escénica casi nula. Por ejemplo, Cliff Meyer no creo que se moviera en todo el concierto lo justo para salir del escenario. Si por un lado, intercambian las funciones de bajo-guitarra sin la menor importancia, por otro, la mayor parte del atractivo visual hay que dárselo a las proyecciones en blanco y negro, que acompañan a las interpretaciones de los temas y que se encargan de cambiar ellos mismo mediante el empleo de un pulsador: curiosas las imágenes de edificios derrumbándose durante el bis y las de casas desapareciendo por explosiones atómicas.
Además al que escribe, le resulta mucho más atractivo el “At The Soundless Dawn” que el “Every Red Heart Shine Toward The Red Sun”, con canciones mucho más orgánicas y memorables. Sin embargo, aunque con lógica, el concierto estuvo basado sobre todo en el último LP de la banda.
Aparte queda el tema del público. Viví algo parecido con The Mars Volta hace unos años. El caso es que estas ahí físicamente y en las partes en que las canciones son más lentas y de escasa variación, empiezas a escuchar un murmullo de fondo creciente y a ver hablar una gente con otra. Sin embargo, lees por los distintos foros los comentarios de la gente y por lo leído el concierto fue unánimemente bueno. Entonces, ¿quienes eran los que hablaban? Ahora mismo vivimos una especie de moda de todos los sonidos que se acercan al post, y se está tendiendo a ensalzar, quizás demasiado, todo lo que tiene que ver con la órbita. Cualquier cosa que lleva el sufijo post, parece que por definición es buena. Al final piensas que esto tiene que ver mucho con la fábula del rey desnudo, al que nadie se atrevía a decirlo. Si murmuras, es que no estas escuchando y si no estas escuchando es porque lo que suena, no te interesa. Personalmente tengo que decir que en partes del concierto me sentía como una seta, pero en otras, todo lo contrario, como si me hubiera tomado una seta alucinógena. Lo segundo compensó, lo primero, pero justo es decir que momentos tediosos, los hubo.
Con todo, el concierto no puedo considerarlo otra cosa que bueno. Red Sparowes son perfectamente capaces de plasmar en directo todo el universo de sus canciones, aunque en el plano visual se queden muy cortos. Una cosa es que fuera un concierto instrumental y otro muy diferente que un “this is our last song” fuera todo lo que dijeran. Muy de agradecer fue el bis que subió el nivel del concierto. Era cuestión después de todo el estrés de la semana, de vivir un concierto relajado. Era lo que esperaba y eso fue lo que obtuve a lo largo de hora y cuarto, con un nivel musical altísimo.