Da mucha pena despedirse de un festival que nos ha brindado tantos buenos momentos como este Primavera Club 2009, pero hasta uno se siente un poco aliviado de poder descansar los oidos. La última jornada de hecho fue una especie de jornada light, dónde sólo funcionaba la sala Caracol. Una manera de irte quitando de la droga esta de ver conciertos, así poco a poco…
P?jaro Sunrise ayudaron mucho a que los oídos descansaron, claro. Folk y pop de primera línea del panorama nacional. Quizás sería la hora algo tempranera para un domingo o la saturación, pero pasaron muy desapercibidos.
Con Jeffrey Lewis & The Junkyard no pasó igual, aunque tampoco es que fuera por sus méritos musicales. Empezó muy bien su concierto, usando mas bien su lado mas Violent Femmes, pero terminó aburriendo con canciones innecesariamente ruidosas desde su guitarra acústica-distrosionada. Lo supo levantar usando una especie de comic por diapositivas (recitado/cantado) muy gracioso sobre una especie de héroe invencible, pero luego repitió la «gracia» innecesariamente con otros que no tuvieron mucha chicha. Un concierto muy distinto y variado, pero al final tan aburrido como el de otros grupos que sólo se dedican a «tocar».
Con Retribution Gospel Choir volvimos a salir la mar de contentos. Su rock pesado quizás no convenza todo lo esperado en estudio, pero el directo de este trío es que entra a la primera. Se nota que beben directamente de los clásicos del rock (a veces en plan Led Zeppelin, otras en plan Black Sabbath…) y que además aportan una visión actual que poca gente puede aportar tan bien como el miembro de Low Alan Sparkhawk. Una máquina que funciona a la perfección sin haber inventado nada, y que inevitablemente convence con su sudorosa propuesta.
Un fenomenal cierre de edición madrileña que lleno la capital de pulseras azules, música, posers, fans de la música, periodistas, fotográfos… Un acierto sensacional del Primavera Sound, y van ya demasiados.