Tras desafiar la etiqueta post-black-metal con su ya muy interesante EP «3:11», los barceloneses Obsidian Kingdom se posicionaron muy al frente del progresivo nacional con «Mantiis», una ambiciosa obra que oscila entre lo extremo y la vanguardia, entre lo cerebral y lo emocional y que, sin salir del underground y del particular DIY que la banda se ha marcado, les ha colocado en un puesto preferente incluso a nivel internacional. Para ratificar todo eso venían, por primera vez si no me equivoco, a Bilbao, tras los inmejorables ecos de su actuación el día anterior en la capital del reino.
Para dicha cita, la banda se rodeó de grupos locales más o menos con cierta afinidad progresiva aunque es justo decir que hubo un abismo entre teloneros y teloneados. Los bilbainos Lines, a los que ya habíamos visto no hace demasiado en la misma sala, nos sonaron esta vez distintos, con mayor protagonismo vocal, excesivo de hecho. Si la otra vez resonaron más ecos matemáticos, ahora, quizá por esto de la voz llenando todos los espacios y pasando de melódicos a guturales continuamente, sonó más plano, a metal alternativo con leves toques prog y bordeando el numetal. En cualquier caso, música y voz no parecen acabar de cuajar en un mismo esquema.
Respecto a Continuo Renacer podemos decir algo similar aunque en distinto sentido. El virtuoso trío gipuzkoano elabora un metal progresivo de notable calidad con momentos más heavies y otros más ambientales. Y es cierto que es complicado mantener esa visión a lo largo del tiempo por el riesgo de caer en la monotonía. Pero el momento en que subieron a un vocalista a escena la propuesta cambió radicalmente a peor, cayendo en las aguas del metalcore y el deathcore más planos, lo que no hace ninguna justicia a la banda. Terminaron de nuevo con una alargadísima instrumental llena de tapping, ratificando que ese es su estado natural.
Obsidian Kingdom ya tenían de entrada un directo más marcado en lo visual, con pantallas a ambos lados proyectando turbadores montajes en blanco y negro con escenas de películas antiguas. No es que les hiciera falta porque su presencia escénica resulta bastante absorbente. Entrega tampoco les falta, hubo (por su parte, más que por la del público) mucho headbanging en torno a sus instrumentos e incluso algún momento casi de «cangrejeo» al unísono. Épicos, brutales y solemnes, no extraña que fueran elegidos para acompañar a Cult of Luna en directo, pese a la distancia estilística. Su directo haciendo repaso del disco enarboló más o menos las virtudes escuchadas en éste, una rabiosa heterogeneidad con sus momentos más sutiles de progresivo o post-rock, los más machacones echando mano de escaladas de black o death y todo lo que cabe enmedio. La destreza instrumental es otro punto fuerte, cimentado sobre la dinámica y a veces desquiciante batería y con un revestimiento sin fisuras del teclado, seguramente el mayor protagonista de este último giro de los barceloneses.
Pese a la intensidad creciente, no consiguieron arrancar grandes muestras de entusiasmo del público bilbaino, por tónica más atento que efusivo (también visto el algo escaso aforo se ve que la banda no ha conectado con las huestes del metal, no sabemos si por falta de conocimiento o por pasarse de vanguardistas), pero sin duda satisficieron las altas expectativas de llevar al directo un disco complejo. Aunque parezca una obviedad, es una sorpresa que una banda sea capaz de los detalles de un disco o, por ejemplo llevar a buen puerto tanto los melódicos como los guturales, más curioso en este caso al contar con dos voces, ambas de múltiple registro. Quizá sí que los momentos de mayor intensidad, velocidad diabólica, dobles bombos, se hicieron en directo algo más reiterativos que en disco, como si se recurriera en demasiadas partes del recital a ese apabullante clímax. Pero en definitiva asistimos al directo de una banda ambiciosa, comprometida con su propio camino, que se cree lo que hace y así lo transmite en directo. Personalmente creo que son un pequeño oasis en el desierto de bandas de metal progresivo que sólo se preocupan por la técnica.