Por estas cosas que pasan a veces, Nueva Vulcano visitaba Euskadi antes incluso que en las anunciadas fechas de presentación de disco en Madrid y Barcelona. Lo cierto es que Internet tiene un doble filo con esto de la música. «Los Peces de Colores» se filtró días antes en una versión sin masterizar, aunque afortunadamente poco después la versión final estuvo disponible para su compra y descarga. En resumen, que unos pocos habíamos tenido la oportunidad de llevar las canciones bien escuchadas y calientes en nuestra cabeza. Un disco muy directo y melódico que conserva el toque de acidez de la banda que los aleja del mundillo indie de nuestro país.
Abrieron Ya Te Digo, en una actuación que dejó patente que los caminos hacia los que han girado pueden funcionar más o menos en disco, pero en directo lo que de verdad mueve a la gente son las hipnóticas e insistentes espirales de indie-rock con componente ruidoso con las que nos sorprendieron en «Kill Switch». Algunos de los temas de «Trash Tango» están a al altura y alguno de los temas que no nos sonaban pintaban bien, aunque el tono más orgánico no les hace del todo bien, más que baile, lo que demandamos de los bilbaínos es que nos hagan mover la cabeza de forma frenética, lo que consiguieron a medias.
Nueva Vulcano por su parte venían a presentar su nuevo disco y vaya si lo presentaron. Lo mismo les daba que la mayoría no hubiesen escuchado los nuevos temas, arrancaron con «Dulce y Ácida», enlazaron con «Te Debo un Baile» y así fueron despachando todo el disco más o menos en su orden intercalando parones para temas antiguos. La primera parada fue «Mano Izquierda» y vaya si se notó entre el público, especialmente en las primeras filas. Por lo que respecta a los nuevos temas fueron interpretados con precisión, lo cual es especialmente notable en temas como «La Maleza». Para ello, llevan un cuarto miembro que da apoyo al xilófono, pandereta, percusión o lo que se tercie. Todo ello para mantener el mágico equilibrio que Nueva Vulcano tiene entre las melodías y distorsiones de herencia post-hardcore y el preciosismo del pop y la psicodelia.
El repaso al disco culminó como no podía ser de otra forma con sus dos canciones de temática «político-festiva», lo que viene a ser su denuncia de la evolución del hombre blanco en «África» y algo más de actualidad y que les toca mucho más de cerca como barceloneses, el indie-punk de «La Ley de Costas». Así terminaron el repaso del disco del que nos faltó «Zozobra», que aunque fue filtrada sin consentimiento de la banda, ya se ha ganado un hueco en nuestro corazón. Aún así la entrega del trío-cuarteto, su movimiento en el escenario y su buena conexión con el público estarían por encima de cualquier setlist y lo estuvieron, al menos hasta que comenzaron a rescatar abundantes temas del pasado.
Porque claro, todavía quedaba la traca de temas antiguos, las tremendamente bien recibidas «El día de Mañana» y «Sagrada Familia» pusieron punto final a la actuación antes del primer bis en el que siguieron dando cuenta de temas con solera bien coreados por las primeras filas a las que fue incluso pasado el micrófono, algo más propio de un concierto de punk que de uno de indie. No sé si para sorpresa de la banda que ya estaba cerveza en mano charlando con los amigos locales, pero el público demandó un segundo bis y finalmente salieron un poco a lo que se ofreciera. Alguien del público les pidió Eskorbuto a lo que Artur contestó que no se sabía ninguna, aunque su amigo Jordi Bcore era muy fan. Ellos tiraron por algo más dulce con «Esto no es París» y con otro tema más se despidieron no en el mejor momento del concierto, pero dejando a la gente satisfecha.