Velada familiar en Cotton Club. Sonidos acústicos, tanto por la propuesta de Muy Fellini como por la limitación de la distorsión en la sala, apta especialmente para conciertos de formato cantautor y demás músicas tranquilas. Tanto es así que Doubtful hubieron de adaptar su propuesta a este formato acústico para la ocasión. Así su indie-rock fuerte en distorsiones se puso la camisa folkie con bastante convicción. Sentados y con un refuerzo a la harmónica lo cierto es que los pamplonicas no dejaban de sonarnos más a unos Pavement desenchufados y sin estridencias que a cualquier estandarte del alt-country el sonido americana, etc. La cosa no cuajó del todo, tal vez porque las canciones no estén hechas para brillar sin electricidad, pero hay que aplaudir esa versatilidad cuanto menos. Para cerrar recurrieron al «Love Me Do» de Beatles.
Muy Fellini por su parte supieron llevar bien al directo la melancolía de su disco y split. Temas como «La Decepción» o «La Gran Sensación» no dejaron lugar a dudas de que el dúo compone grandes canciones y las interpreta bien aunque con espacios para la improvisación y para restarle un poco la seriedad del estudio. Y es que en directo ya se ve que con ellos no va la actitud de cantautores eternamente apenados. La combinación de temas de toque más folk, con escarceos blues en la guitarra y el pulso más rockero de otras les sitúa también en directo en un punto entre lo profundo del folk y lo llevadero del pop.
Para el final dejaron «Un Nuevo Amanecer» para la cual forzaron un poco el límite de la distorsión pero aún con la contención que se palpaba dejó un buen sabor de boca. Como en el disco, le sucedió la emotiva «Nuevo Para Mi» con ese final in crescendo que luego se desvanece para el que incluso Edu abandonó antes la tarima en una señal más de lo poco formal del dúo y del evento en cuestión. Una pena que la asistencia no fuera excesiva ya que, si bien sirvió para que una sala como el Cotton Club no se viera vacía, se notó que la mayoría del público eran amigos de las bandas, incluso viniendo de sus tierras. Eso, para una ciudad como Bilbao, es una pena.