Tres bandas a un precio de entre 6 y 8 euros es una oferta irresistible para una noche de viernes. Si las dos locales son ya conocidas y de sobradamente probadas tablas, una de ellas presentando disco y la restante es una reputada banda underground del otro lado del charco, pues ya se convence al más escéptico, incluso en estos tiempos de inusitada saturación de conciertos.
Meido abrieron fuego presentando su disco «Munduko Kamioirik Handiena» recien salido del horno de Odio Sonoro. La banda tal vez no contó con el mejor de los sonidos, aunque eso no perjudica demasiado a su mezcla de hardcore, metal y noise-rock entre Helmet, Unsane, Shellac y demás grupos poco amigos a encuadrarse en un estilo. Como todos estos, Meido saben combinar bastante bien la agresividad con la experimentación, la suciedad con la destreza instrumental en formato trío. Un número de integrantes que provocó que fueran los únicos de la noche que se vieron holgados en el escenario. A mi modo de ver, les falta algo de melodía vocal para llegar al nivel de unos Dut, que seguramente sean su referente más cercano por aquí, pero sus jugueteos de ruido, parones, etc. son dignos de contemplar.
Después Neila demostraron que la Dink puede sonar francamente bien. A diferencia de la última vez que les vimos en esta sala, contaban con teclista, parapetado al pie del escenario por los citados problemas de espacio sobre la tarima. Aún así guitarra y bajo en el flanco derecho se veían apretados. Esto no perjudicó en nada a un concierto en el que sacaron verdadero jugo a los temas de su «Danza de Nieblas», que llevan tiempo presentando con bastante éxito. Esta fue una de las mejores ocasiones en que les hemos visto, desde los riffs a los alaridos sonaron en su sutio y pudimos comprobar como los revestimientos sintéticos pese a no formar parte de la raíz de su sonido, son fundamentales a la hora de añadir drama. Y sino me remito al épico final con el piano de la propia «Danza de Nieblas» con la que cerraron.
Y finalmente Mouth of The Architect. Pocas referencias tenía de esta banda de Ohio, asociada fundamentalmente al post-metal y no voy a negar mis suspicacias respecto a las muchas bandas del estilo que han predominado en los últimos años, si bien estos son unos «clásicos» dentro de lo que cabe. Su formación contaba (como Neila) con dos guitarras, bajo, batería y teclista, de los cuales tres ejercían labores de vocalista, otro punto similar. En su caso el teclado se antojaba más fundamental ya que el teclista-vocalista por apariencia y posición parecía ser el frontman. Pero el sonido no les acompañó, sonó excesivamente ruidoso, el teclado como digo se intuía e incluso cuando hacía uso del theremin era más algo visual y de echarle imaginación.
Por lo demás sonaron robustos, alternando voces de diferente tono; el guitarra de melenas por la cara el que ponía las más agudas recordando un poco a Adrift; el teclista, las más toscas y graves. El mayor problema es que sus partes más agónicas, por la falta de los citados matices se hacían excesivamente pesadas. En cuanto al repertorio, con el que repito no estaba familiarizado osciló entre temas del recién editado EP «The Violence Beneath» y trabajos más antiguos. Una discografía que en teoría les asegura un puesto de honor en el género del que en Portugalete no fueron del todo dignos, pese a su notable entrega en todo momento. Tenemos además constancia de que en Madrid la cosa fue mejor, así que una mala noche y un sonido traicionero lo tiene cualquiera.