A pesar de venir del imperio del sol naciente, Mono suelen visitar los escenarios españoles con alta frecuencia, lo que siempre resulta de agradecer; sin embargo esto no es ápice alguno para que año tras año su lista de fieles no pare de aumentar.
Se encargó de las tareas de telonero en esta ocasión Geoff Farina, ex-Karate, que principalmente tocó versiones de otros artistas tan solo acompañado por su guitarra acústica. Su actuación no estuvo mal, pero la verdad es que terminó sonando demasiado repetitivo y sin demasiada identidad propia, por no hablar que más bien encajaba poco con la banda a la que teloneó.
Con puntualidad japonesa Mono salieron al escenario, con puesta en escena muy austera, y luces poco generosas. En especial llamaba la atención el gong del fondo del escenario, que prácticamente solo les vi utilizar una vez; aunque dice a su favor en lo que a perfeccionismo musical se refiere.
El punto fuerte del grupo, y al fin y al cabo lo más importante, es a la hora de interpretar sus temas, con precisión impecable y matadora, consiguieron que las canciones de su nuevo disco (que inundaron prácticamente todo el setlist) nos trasladaran a otro mundo; especialmente impactante era ver a la bajista Tamaki Kunishi balancearse al son de las canciones, y el esperpéntico guitarrista Taka Goto, que tan pronto parecía alcanzar el nirvana como se ponía a dar torbellinos con la guitarra cual ataque epiléptico.
Con su actuación consiguieron mantener en vilo y cautivados a toda la audiencia sin absolutamente ningún momento de bajón; dejando encandilados tanto a los seguidores fieles como a los que justo acababan de descubrir la banda, podría achacarse al concierto que tuvo una duración un poco escasa (alrededor de una hora), pero con semejante intensidad y emoción, firmaría gustoso para que todas las bandas supieran transmitir tanto como Mono.
