El Viernes comenzaba ya Monkey Week con todas las de la ley, con todos los escenarios funcionando a pleno rendimiento. Nosotros llegamos justo para asistir a la inauguración del escenario Ron Contrabando, de carácter gratuito y situado en medio de la Alameda, para ver a Poolshake. Los murcianos hacen un shoegaze más bien canónico pero agradable, que quizá nos adormiló un poco a las cinco de la tarde. No ayudó demasiado la actitud algo perezosa de su cantante, enfermo según él mismo.
Todo lo contrario que Raúl Rodríguez y más tarde Lidia Damunt en los dos escenarios del Espacio Santa Clara; dos voces con muchísima carisma que llevan la música de aquí con orgullo y arrojo. El primero saltando, si es que aún hay que saltar algo, con total naturalidad los bordes entre el flamenco, el blues y el rock; con guitarra eléctrica, palmeros y carácter dicharachero. La segunda, llevando su folk personal y urgente acompañada solo de guitarra y harmónica.
Volvimos bajo la Torre Don Fadrique para empaparnos de rock vasco. Willis Drummond están ya totalmente curtidos por sus continuas giras por salas, txosnas y gaztextes y eso demostraron en un entorno a priori alejado de su público habitual. Rock visceral, con total entrega por parte de una banda que ha alcanzado un nivel de profesionalidad y sonido como pocas veces se ve por estos lares. Sonido monolítico y gran ovación final del público que esperamos justifiquen una nueva vuelta por Andalucía, esta vez en sala. Más hardcore y pesados aún sonaron sus colegas Tooth, dando una nueva alegría a los amantes de los sonidos más duros, y dejando claro que los del sur nos perdemos una buena parte de la escena más dura del norte.
Salimos luego rumbo a la fiesta Canada en la cercana discoteca Holiday. El Último Vecino no habían pasado aún por Sevilla para presentar su excelente «Voces» y eso se notaba: sonaron los primeros compases de «Antes de conocerte» y ya estaba todo el mundo apretado en primera fila y bailando. En seguida se notaron las carencias de sonido de la sala, y quizá la actitud de su cantante fuera más agresiva que de costumbre, pero las canciones acabaron imponiéndose con una inesperada cima en «Mi chulo«, su versión de La Zowi. Siguieron inmediatamente Svper, ahora situados en paralelo sobre el escenario y no enfrentados, rescatando los hits kraut-pop de su ya lejano debut y dejando ver algunas canciones nuevas, quizá más psicodélicas y enmarcadas en el pop electrónico más clásico.
GRITOS Y PITIDOS EN LA NOCHE
Antes de movernos a las salas de la Macarena para el fin de jornada, contemplamos como All La Glory volvían a triunfar en Monkey Week sobre el escenario Ron Contrabando ante miles de personas; homenajes a Tom Petty y Fleetwood Mac mediante. Ya en la calle José Díaz, entramos un momento en la sala Even para ver a un grupo local que hemos ido viendo crecer desde sus orígenes: Terry vs Tori. Comprobamos que el cuarteto, con nuevo batería casi recién estrenado, sigue perfeccionando su fórmula de dream pop y shoegaze etéreo y que ya no tiene nada que envidiar a cualquier banda de por ahí fuera.
Nos movimos un par de salas a la derecha para terminar la jornada con los tres excelentes conciertos promovidos por el sello Humo. Comenzaron Mohama Saz, quinteto compuesto por veteranos en mil bandas de Madrid, que con su rock arábigo altamente rítmico inmediatamente puso a todo el mundo a moverse y sacudirse. Podrían haber continuado un buen rato más para el regocijo de todos, pero había que seguir con la programación y, sobre todo, acabar de reventarnos los tímpanos a los que aún los conservábamos tras el concierto de Swans del día anterior. Balcanes, joven formación asturiana, es un muro dronero e industrial que se mueve entre Today Is the Day y NIN y que no dio tregua durante todo su recital. Su cantante lo dio todo desgañitándose y saltando sobre el público mientras algunos iban abandonando la sala muertos de miedo. Fácilmente la experiencia más extrema de todo Monkey Week. Y terminamos con unos veteranos que definen la esencia del sello: Fasenuova. Los hemos visto muchas veces pero nos siguen fascinando por su apocalíptica visión del futuro, por su personal acercamiento a la electrónica industrial y por ser una banda totalmente única.
Eran ya las tantas y aún nos quedaba un día más de festival. Descalabrados, nos fuimos a casa con pititos y drones en los oídos.