El ciclo Cardioide superaba su ecuador con su noche más extrema. Una vez más, triple cartel, en este caso dos bandas andaluzas y otra del Levante, con la distorsión y los decibelios de frente y con la misión de sacudir el a menudo acomodaticio mundo del directo sevillano (no todo es indie pop, señores, no todo es Izal y derivados). La cosa no terminó de cuajar en cuanto a público, quedándose entre la cuarentena y la cincuentena, con unos Airbag tocando ante su caterva de fieles justo en la sala de al lado además, pero los que estuvimos nos llevamos unos buenos pitidos en los oídos para casa.
Abrieron M.O.R., quinteto portuense con un proyecto que, si bien sugerente, no terminaba de ubicarse en ningún sitio en particular. Cuando parecía que se situaban en el rock sideral en línea de Spiritualized, lo trastocaban todo y pasaban a un rock más bien convencional, para seguidamente pasar a un pop guiado por sintetizador. Les queda un poco para salir de cierta tierra de nadie, pero sí puedo decir ya que, cuando más psicodélicos, más interesantes me parecieron.
Siguieron la única banda de fuera de la región y, curiosamente, los que ofrecieron el mejor concierto. Sólo dos se bastan para liarla buena sobre en el escenario en el mundo de Siberian Wolves: guitarra (con efectos) y batería/voz. Lo suyo es un sonido monolítico, bien engrasado, que oscila entre el noise más feroz y el stoner clásico que se muestra muy eficaz en directo, con el ritmo y el riff como fin último. Tenía una cuenta con ellos que venía desde el último Monkey Week, donde sonaron regular, y la saldaron con creces.
Cerraron la noche los muy habituales Miraflores, probablemente la banda que más se prodiga por los escenarios locales. Poco ha variado su propuesta en todo este tiempo: una base sonora dura y áspera, heredada del post-punk y la no wave, que reniega de la melodía y que encuentra su punto de explosión en la figura de su frontman, una especie de mezcla entre Ian Curtis y Lux Interior. Un concierto ideal para pegar un buen bofetón de rock arisco a los novatos o casuales, pero que en cuya contra jugaba ya cierta sobreexposición.