El comienzo de gira de Mañana en la sala Malandar de su natal Sevilla para presentar su segundo álbum ‘Se acabó la rabia’ se preveía como un llenazo incluso antes de entrar; ya desde la concurrida reunión una hora antes en un bar cercano, en el que grupo, amigos y seguidores mostraban su entusiasmo ante la nueva etapa de la banda. No es para menos: son uno de los grupos más populares de la capital andaluza, apoyados al 100% por gran parte de la parroquia indie.
Así que, atendiendo a estas pistas, no nos sorprendió al llegar encontrarnos a mucha gente ya dentro cuando los teloneros Zico apenas acababan de subir al escenario. Éste se nos presentó engalanado con las flores doradas que componen la portada del disco de los protagonistas para crear un ambiente especial, aunque también nos recordara a la Semana Santa como después diría acertadamente Cristóbal Colom.
Los mencionados Zico tenían la difícil tarea de gustar a un montón de gente que esperaba entusiasmado a los teloneados, probablemente ajeno a su propuesta, pero su pop-rock enérgico a ritmo de piano (de las veces que mejor hemos oído las teclas en Malandar), acabó por gustar a un público que se mostró potencial y bastante receptivo. Más de uno salió fan, seguro.
Poco después de bajar con laureles los primeros, comenzó a sonar “El vals de la autoayuda”, primer tema del flamante nuevo álbum de Colom y los suyos; elección muy acertada, ya que muestra a la perfección las nuevas querencias por el reverb y las atmósferas sintéticas de la banda, poco vistas en su debut. No es de extrañar, por tanto, que se acercaran al revival ‘kraut’, tan en voga últimamente, en los momentos de mayor distorsión electrónica.
Pero lo cierto es que, al incorporar tales elementos al folk-rock que los puso en boca de muchos hace un par de años, no pudimos evitar acordarnos sobre todo de Wilco. Cosa que no le quita valor, como influencia que es, a la riqueza de matices que temas como “Se acabó la rabia” o “Cenizas por errores” desprendieron. De hecho, se nos antojaron más sugestivas que pequeños clásicos ya a estas alturas como “El momento en que te perdí” o “Esperando a Godot”, ya como bis.
La banda se mostró muy atenta a que los efectos de sonido funcionasen, y el público respondió favorablemente a estos nuevos aires, a pesar de que, obviamente, aplaudieran con más entusiasmo los temas de su primer disco, con más rodaje; pero en definitiva el examen fue superado con creces, y ahora queda toda una gira para que maduren las canciones y se pulan las escasas aristas.