Rotundo lleno (excesivo, a todas luces) el que se vivió en el Kafe Antzokia ante la visita de The Jayhawks. La queridísima banda de alt-country tiene una historia muy ligada a España y eso se nota. Al menos si hablamos de su historia reciente, ya que fue sonado su retorno a los escenarios en una edición del Azkena Rock Festival 2008. Y el público respondió no sólo apoquinando sino presentándose con sobrada antelación para lo que se suele ver. Antes siquiera de comenzar el grupo telonero, ya se sobrepasaba un medio lleno que finalmente sería agobiante. Hace tiempo que no veíamos una cosa así en el Kafe Antzokia y hemos visto unos cuantos sold-outs. A buen entendedor…
El caso es que salieron los apadrinados de Heart of Gold, Laredo, a quienes ya conocimos como teloneros de The Dream Syndicate. Seguramente mejoraran aquella impresión con una formación algo cambiada pero similares ingredientes, un rock americanista pero con unas melodías muy pop. Su recital se pudo definir como agradable, lineal y algo falto de carisma en la comunicación con el público. No están mal, pero deberían sacar más chispas a estas oportunidades que se les brindan.
En cuanto a The Jayhawks podíamos decir que la mayor novedad que presentaba esta gira es la ausencia de Mark Olson. Dicho así no suena bien, cierto es. Pero recordemos que la relación de ambos cantantes y compositores no era la mejor y ahora visto, la retirada de Olson ha sido para bien. Su ausencia saca un Louris mucho más dicharachero y a una banda en general más animada. Se presentaron en formato sexteto ante un público muy veterano, algo a remarcar incluso para lo que tristemente viene siendo costumbre. Triste por la juventud que falta, claro.
Otra novedad era claro, alguna alteración del setlist, con la libertad que sin Olson tienen para interpretar más piezas de los discos que grabaron sin aquel, de carácter algo menos tradicionalista. Especialmente fue «Rainy Music Day», el protagonista de una actuación que celebró momentos como «Stumbling Through the Dark», «Angelyne», «All the Right Reasons» y claro, «Save it For a rainy day», uno de los cénits de la primera parte. No obstante la apertura fue ya festiva con «I’m Gonna Make You Love Me» marcando el caracter de buen rollo de power-pop americanista que marcaría un concierto que rozó la perfección. Guitarras, teclados, armónica… todo en favor de un repertorio que ya les posiciona como clásicos del género, aunque no hayan buscado la innovación de sus colegas Wilco.
Y sin duda en hacer que la velada fuera especial tuvo mucho que ver un público con un buen equilibrio entre respetuoso y cantarín, pese a que sucumbió, como todos, a esa extraña mitomanía moderna de la foto borrosa sacada con el móvil. Louris, auténtico frontman pero al que se notaba generoso con su banda sobre el escenario (especialmente interesante el papel vocal de su baterista), también hizo lo suyo bromeando y bajando a las primeras filas.
Aunque como decíamos, la banda se enfocó a esa época algo más reciente y, digamos, pop, de su carrera por supuesto no faltaron en la recta final esos clásicos que ponen el vello de punta, algunas de las más brillantes melodías que el folk-rock parió en los 90 como «Blue» o esa «I’d Run Away» con la que se despidieron por primera vez. Incluso rescataron una «Until You Came Along» de aquel supergrupo del alt-country que fue Golden Smog y una «Bad Time» ya tan suya que sinceramente, se me olvida que es original de Grand Funk Railroad. Con una «Tailspin» que coreamos con ganas nos dejaron hasta una próxima que, seguramente ni público ni banda quiere que se demore mucho.