Cuestiones paralelas me impidieron asistir a los teloneros, Henry Fiat’s Open Sore. No me arrepentí para nada, una vez leídas las críticas posteriores de su actuación. Regulares y a piñón fijo, fueron las opiniones que más se repitieron con posterioridad. Se ve que las medias en la cara no fueron suficientes para convencer al respetable.
The Hives dieron todo lo que se esperaba de ellos. Su propuesta de garaje rock «riff after riff», encontró su correspondencia en La Riviera. Un sencillo escenario con el logo de The Hives en neón rojo sobre fondo negro, además del clásico atuendo «Black & White», fue toda la parafernalia que necesitaron. Riffs ejecutados con absoluta precisión con Pelle ejerciendo de absoluto y desvergonzado showman, a pesar de su penoso español (luego quieren que los españoles tengamos buen acento en otros idiomas), con la habitual prepotencia de postín (recordemos el titulo de uno de sus álbumes «Your new favourite band») y un elenco de frases para el recuerdo como «soy un idoto maravilloso for ever», «Hey, soy el cantante de una banda de rock famosa, The Hives« o alguna más afortunada como la que fue el lema del concierto «no hay silencio en un concierto de los Hives». Además, al chaval se le ve en buena forma. No paro de saltar y dar patadas Karate Kid, marca de la casa incluidas, y de animar durante todo el concierto, muy bien acompañado por Nicholaus en el plano visual, pero con la base rítmica tan estática como efectiva.
En el set list no hay que quitar, ni añadir. Simplemente perfecto de principio a fin, sin cebarse excesivamente en el último álbum. Si algo hay que criticar es que se hizo muy corto. Si de la escasa hora veinte minutos descontamos el parón de los bises y los interludios con las idioteces de Pelle, no creo que el tiempo útil del concierto alcanzase la hora.
El mejor resumen que puede hacerse del concierto es que fue el concierto que todos esperábamos: buen frontman, dinámico, con set list y movimientos medidos, sin ninguna canción que destacar, si acaso «Two timing touch and broken bones» o «Hate to say I told you so» y con una sala metida en la fiesta de adelante hasta el anfiteatro. Porque The Hives, son eso, una fiesta en directo.