El concierto empezaba muy pronto para ser viernes y tras la actuación de unos teloneros dados a un punk-rock más tosco que estuvieron correctos (en el sentido de amenizar) y cuyo mayor punto de atracción eran sus mascaras sobre diferentes vestuarios. Dudo que muchos se acuerden de su nombre, que para colmo tampoco era fácil.
El plato fuerte llegaba con una media hora o más de retraso (ya nos parecía muy pronto las 22:00 para un viernes). Tras «A Stroll Through Hive Manor Corridors» utilizado como intro comenzarían a caer hit tras hit, sin apenas fallo, en un concierto apto como pocos para moverse (lamentar como siempre, la falta de espacio), saltar, bailar, etc. El aura de grupo diferente que The Hives desprenden en disco en directo mantiene toda la fuerza.
El setlist estuvo como era de esperar basado fundamentalmente en su reciente «Black and White Album», cosa que tampoco podemos reprochar habiendo temas como «Hey Little World», «Square One Here I Come», «Try It Again» o «It Won’t Be Long» que dominaron una primera parte en que fueron introduciéndose concesiones a Tyrannosaurus Hives (Walk, Idiot, Walk, A Little More For Little You).
La mitad del concierto tuvo un importante escollo con «Diabolic Scheme», ni mala ni mal interpretada, pero desde luego un bajón anímico que tardó unas dos-tres canciones en superarse. Del mismo disco también rescataron la explosiva «No Pun Intended» pero no fue así por ejemplo con «Abra Cadaver».
Momentos destacables tanto de su presente «You Got It All… Wrong», «Two-Timing Touch and Broken Bones» y el repaso muy celebrado a los grandes riffs de Veni Vidi Vicious («Main Offender», «Walk Idiot Walk» y «Hate To Say I Told You So»). Momentos cumbre que sin embargo el público recibía con parecida calidez que «Tick Tick Boom». La fuerza del single, una vez más, a pesar de que por ejemplo «Bigger Hole To Fill» o «Return The Favour» sonaran mucho más intensas.
La banda se mostró pues al 110% aunque uno de sus mayores atractivos, el carisma de su altivo cantante Howlin’ Pelle Almqvist, es también lo más molesto de su directo, incapaz como es de dejar un intermedio entre canciones sin decir alguna tontería u obligar al público a gritar. A la larga cansa bastante. El resto en un papel mucho más discreto salvo el guitarrista Nicholaus «Arson» Almqvist y sus caras de sueco loco.
Por el lado del setlist estuvo bien, teniendo en cuenta que tienen demasiados hits (singles o no) como para despacharlos todos en el poco tiempo que tocan (una hora y media). Por otro lado se comprende que su estilo no es como para extenderse demasiado, pero claro, le quitas a ese tiempo todos los speeches del amigo Pelle y un poco corto si que se queda el tema.
Tan sólo hubo un guiño final a su primer disco, pero qué guiño; el momento de recordar sus inicios más punks con «A.K.A. I-D-I-O-T», que no tocaron en Madrid por cierto. No sabemos si sería cosa de que lograríamos subir el nivel de decibelios, pero seguro que el sábado más de uno se despertó con la garganta tocada.