Algo fría (al menos en comparación con el sold out que presentaba la sala El Sol) arrancaba la actuación de anoche de los gaditanos Hermanos Dalton. Con un formato de trío (es decir los tres hermanos Gómez Oneto) que simplificaba la propuesta en vivo de sus últimas y esporádicas actuaciones, comenzaron con un repertorio alejado de sus grandes hits, recordando de este modo temas de su último disco «Esperando Una Señal» como «Brilla El Sol», o piezas elegantes pero menos aguerridas como aquella preciosa composición que en su día les cedió el cerebro de 091, José Ignacio Lapido, «Espejos Que No Devuelven Las Miradas». Los más jóvenes, y me temo que también los más veteranos, queríamos la versión más ramoniana de los de San Fernando, y aunque «Perdiendo El Tiempo» y «Los Latidos De Siempre» nos iniciaron nuestro entusiasmo con su elegante power pop, por un momento empezamos a pensar que quizás Los Dalton se nos habían domesticado un poco.
Nada más lejos de la realidad. Porque puede que no diesen demasiada bola a su anfetamínico «¡¡¡Crash!!!», pero fue empezar a hilar una tras otra alguna de sus mejores piezas del magnífico «Vitamina D», y pudimos comprobar que para nada estos tres ladrones del oeste se habían hecho mayores. «Que Gran Día», «Mis Manos», «Desde La Pared»… e himno tras himno nos recordaban porque han sido los padrinos de cualquier banda de punk-pop estatal en la última década. Con un público ya totalmente entregado y cantándoselo todo, llegaron al primer bis a la vez que agradecían, visiblemente exultantes y emocionados, todo el apoyo que estaban recibiendo en esta, en sus palabras, noche más que especial.
La vuelta al escenario la hizo Josema en solitario interpretando a dúo con el público «Una Noche Más», dando paso después al resto de la banda con la siempre divertida «Fred Flintstone», que vendría acompañada de otra vuelta a camerinos y un nuevo bis con los dos clásicos pendientes: «Vacié El Cargador Contra Tí», o lo que es lo mismo, el tema más ramoniano hecho nunca dentro de nuestras fronteras; y esa versión de Henry Mancini llamada «Pink Panther Theme» que no pudo cerrar de mejor manera la velada.
En el caso (mi caso) de alguien nacido a mediados de los 80´ que solo pudo disfrutar de Los Hermanos Dalton de refilón gracias a su hermano mayor, y que años después redescubriría a la banda como influencia vital de otras bandas más propias de su generación (Airbag a la cabeza de todas ellas), la de ayer fue un ocasión estupenda de ver a una de esas grandes bandas que ayudaron a cambiar un poco el panorama independiente español en esos dichosos 90´. Mientras, para el 90% del público (es decir los treintañeros rozando la cuarentena) que abarrotaron la sala El Sol, y a tenor de lo que sus rostros y el ambiente expresaban, el concierto de ayer tomó un significado mucho mayor, convirtiéndose en el mejor ejercicio de reivindicación nostálgica de una época que ellos si que pudieron disfrutar de lleno. En todos lo casos, un notable concierto de una enorme banda de pop-rock sincera, divertida, y a la que noches así hacen la justicia que merecen.