Más movidos por la curiosidad que otra cosa, además de por salirnos de la tónica festivalera veraniega, nos acercamos a las Sala BBK a ver a Glen Hansard ajenos un tanto al revuelo de «Once». El irlandés, pelirrojo como mandan los cánones, se acabaría mostrando graciosete como dicta también el tópico, pese a sus solemnes poses en las fotos promocionales.
Antes saldrían unos Escuchando Elefantes cuya historia tiene mucho que ver con la del propio Hansard. Pareja gallega dedicada al folk-rock americanista, al parecer se subieron con Hansard al escenario en su anterior visita a San Sebastián y ahora, ya con disco editado, se colocaron a última hora como teloneros de la cita del irlandés. Con padrinos así parecería que todo está hecho, pero lo cierto es que la pareja da muestras de talento y ellos dos solos son capaces de encandilar al público con dos magníficas voces que perfectamente podrían colar como 100% anglosajonas si no fuera por el acentiño que muestran en los comentarios entre canción y canción.
Quisieron acordarse de Levon Helm con una genial versión del «The Weight» de The Band y aún terminaron con canciones propias alguna de ellas realmente buenas. El público quedó maravillado y les aplaudieron a rabiar como si fueran el plato principal, especialmente cuando se desenchufaron para tocar más cerca del público, gesto de autenticidad de una propuesta cero innovadora, pero de diez en clase y asimilación de género. Cualquiera diría luego que en su stand al terminar el concierto regalaban algo.
Glen Hansard se hizo esperar bastante, pero vaya si salió con ganas. No teníamos información del formato en que el músico aprecería y pensábamos que la cosa se orientaría más a lo acústico y con poco o nulo acompañamiento. Cuán equivocados estábamos, ahora que el irlandés ha triunfado con sus proyectos paralelos, parece haber recuperado a sus antiguos compañeros de The Frames, una gran banda entregada a tocar canciones de las diferentes facetas de Hansard, más tranquilas, más eléctricas, de los propios Frames, de The Swell Season, versiones, etc.
Así a guitarra, bajo, teclado y batería, se les sumaba un cuarteto de cuerda, para aportar el toque orquestal cuando hacía falta e incluso alguna marcianada ambiental a la que les animaba el siempre humorístico Hansard. Al parecer, estos últimos no giran con él sino que simplemente habían ensayado esa misma mañana para acompañarle en esta actuación, algo meritorio por ambas partes. Sobrado de voz, de entrega, de carisma y de recursos que quitaban solemnidad a su música como introducir estrofas de «Sexual Healing» y otros fraseos de cancionero popular que aflojaban las sonrisas entre el público. «When Your Mind’s Made Up» de la popular BSO de «Once» fue uno de los primeros momentos álgidos y de las mejores recibidas, pero los derroches de impetu vocal de «Bird of Sorrow» of «Leave» o la ruidosa versión del «Astral Weeks» de Van Morrison, con su incesante rasgueo de guitarra y esa cacharrera distorsión.
Esta última la interpretó dentro de la parte del concierto en que la banda se retiró, ofreciendo aún más contrastes pero convenciendo igual. Y eso que como decimos la banda está llena de virtudes, casi todos valen para hacer coros muy cumplidores y algunos comparten especialmente ese peso humorístico que lleva el artista, especialmente su batería que hasta se atrevió a hacer un descacharrante «solo» vocal ya que los violinistas que no se atrevieron.
La parte final Hansard volvió a hacer un gesto a sus apadrinados, sacándoles a cantar «Save Me the Last Waltz» (antes ya le había encargado a él tocar las maracas con resultado algo desastroso aunque gracioso) un tema y después se quedarían casi toda la despedida, participando todos juntos de una versión de «The Weight» (si, de nuevo), en la que cantaron diferentes miembros de la banda y hasta el técnico de sonido que no lo hizo nada mal. En similar clave festiva la numerosa troupe entonó una «Passing Through» de Pete Seeger para ir despidiéndose.
Siempre es sano reconocer los errores, más cuando es para bien. Glen Hansard pasó de ser en mi cabeza otro cantautor folk más (él mismo hizo varias bromas con el tópico señalando que el concierto no debería subir demasiado la intensidad ni el ánimo, que no eran una banda de rockeros, sino de folkies), con sus dosis de elegancia, corrección y algo de tedio. Y la verdad es que tampoco me dan especiales ganas de escucharle en disco, pero ni yo ni la gran mayoría de los que estuvimos ahí faltaremos a sus próximas visitas, eso lo puedo garantizar. Uno de los conciertos más triunfales y divertidos de la temporada y la Sala BBK ya acumula más de uno.