Llegaba el pasado 26 de abril la tercera edición del Eno Festival a Madrid, y lo hacía con el cartel de no hay billetes, colgado. Éxito total por lo tanto de esta propuesta que trata de aunar la música independiente con la cultura de los mejores caldos de nuestro territorio. Ya desde primera hora la entrada fue más que correcta para ver a las primeras bandas de la tarde, sirviendo las actuaciones de Julio de la Rosa o Manu Ferrón como un más que notable aperitivo de apertura del evento.
Tras ellos, primero The Winemakers, y después Fabián y la Banda del Norte, amenizaron las horas centrales mientras llegaban los platos fuertes de la jornada en lo que a electricidad se refiere. Así, los últimamente muy mediáticos El Último Vecino, dieron muestras de que su aplaudido debut gana enteros en directo, siendo su propuesta a medio camino entre el post punk británico y la movida madrileña más oscura, una mezcla ideal para animar a un público que empezaba a demandar fiesta en igual proporción a la cantidad de vino que llevaban en la sangre.
Y si El Último Vecino nos sorprendieron gratamente, aún mayor fue la sensación con Disco Las Palmeras!. De los gallegos sí que esperábamos una actitud y directo llenos de potencia, y lo cierto es que las altas expectativas que teníamos puestas en su ensordecedor shoegaze no solo se vieron cubiertas, sino incluso superadas. Con el mejor sonido de todo el festival (el círculo de Bellas Artes tiene una condiciones acústicas que no todos los grupos lograron esquivar), los gallegos arrasaron centrando mayormente su set list en el magnífico “Ultra”, publicado el año pasado. A los cambios en la formación que trajeron cambios en batería y guitarra, hay que sumarles ahora la entrada de Olalla Caamaño (Musel), la cual añade y completa el noise pop de la banda tanto desde los teclados, como aportando una segunda guitarra. Sin duda, lo que presenciamos fue una nueva muestra del gran momento de forma que atraviesa la escena gallega.
Como cierre, llegaría finalmente el despiporre definitivo al Eno Festival. Los siempre festivos Mujeres iban a contar con el apoyo del público para hacer de su actuación una noche de las que no se olvidan. Bailes desde el minuto uno, buen rollo generalizado y diversión a raudales con esa mezcla perfecta de surf, punk y garage que trabajan los catalanes. Con Arnau ya más que asentado en la batería, el cuarteto dio un recital de adrenalina en el que no faltaron los crowdsurfing tanto de los asistentes, como de su bajista Pol, y en la que finalmente ocurrió lo irremediable: invasión total de escenario. Fin de fiesta memorable, y una nueva muestra de que Mujeres son una de las bandas más divertidas de la escena catalana.