¿Dónde se da el concierto? fue la pregunta más oida entre los cuatro pelagatos que merodeábamos desconcertados a los alrededores de la sala Bikini apenas media hora antes de dar inicio el concierto; normalmente es preferible que la sala no sea protagonista en estos eventos; pero la verdad la peculiar entrada a la sala (Que parecía un enorme conducto de ventilación antes de abrirse) dejaba a los puntuales escampados por los alrededores parecer como si esperásemos la aparición inminente de un Ovni, además para rematarlo, unos metros más allá había los fans de U2 acampados haciendo cola para conseguir sus entradas antes que nadie.
Por fortuna en sonido e instalaciones Bikini es todo un lujazo, de modo que el pequeño percance inicial no dejó de ser más que una anécdota. Entre el público levantaba curiosidad saber qué tal sonarían los teloneros Haunts, prácticamente desconocidos en todo el mundo y parte del extranjero, llevando la difícil carga de estar a la altura de The Spores, genial y malograda banda que ya acompañó a Eagles of Death Metal en su anterior gira.
… Y menudo directo se gastaron, se trata de un grupo londinense con apenas un disco autoeditado y algunos EPs, pero su show dejó a todo el mundo perplejo, su indie rock marchoso y potente dejaba en ridículo a bandas más o menos afines como Artic Monkeys o ¡forward russia!; con unos ritmos muy potentes marca del sobresaliente batería, y una combinación muy acertada de guitarreo y teclados. Parece increíble que una banda con tanta fuerza todavía no tenga ningún contrato discográfico, pero bien haremos en seguirles la pista porque, desconocidos o no, hubieran merecido todo un concierto para ellos solos.
Llegado su turno Eagles of Death Metal salieron con su ya habitual puesta en escena: focos bien abiertos, para qué intentar esconder que son una banda honestamente natural, y con la agradable incorporación de Joey Castillo a la batería, que dejando su más habitual puesto en Queens Of The Stone Age, dejó bien claro que con Josh Homme o sin él, es una bestia parda a las baquetas.
El espectáculo en sí muy parecido a lo visto en anteriores apariciones: muchas risas, Jesse más contento que un zagal y unas canciones más sencillas que la sopa de ajo pero que en directo son todo furor.
De éste modo la diferencia más palpable en dicha ocasión fue la presentación en sociedad del último álbum de la banda, que cuajó a la perfección en su repertorio, estuvieron acertados al escoger las mejores canciones del mismo, con himnos coreables como Secret Plans y poniendo el contrapunto más sosegado con Now I’m a Fool. Wannabe in LA quizás sea el single más soso de la banda, pero ésto no evitó que toda la sala brincara al unísono cuando la tocaron.
Remarcable también que, si bien el galán Jesse no perdió oportunidad de elogiar a las damas asistentes al concierto, vino con las hormonas mucho más reposadas que en la última ocasión, seguramente debido a que su joven compañera se encontraba entre bastidores, e incluso se animó a salir al escenario para hacer los coros en Prissy Prancin’.
El bolo duró una hora y poco, pero con tal intensidad que Eagles Of Death Metal se siguen afianzando como una de las apuestas más seguras en directo; y mira que tampoco es tan difícil: sal a tocar y pásatelo bien, que el público va a corresponder.
