La «Triple España» que da título al debut discográfico de la banda gallega Cuchillo de Fuego se dio cita en las tablas de Rock Palace con un sold-out de esos agridulces: agrio por ver gente que se queda en la puerta pero dulce por ver a las bandas y promotores tan arropados.
Ese triplete del que hablábamos se inició con esa formación dispar que son Afilador, en la que cada uno de los miembros justo aporta su pequeño grano de arena a un sonido conjunto que planea entre el post-hardcore y el post-punk gritón. Adolfo de Juanita y los Feos aporreando la batería al compás, Héctor de Trono de Sangre (y ahora Juanita y los Feos) aportando justo esos aires más hardcore para cerrar el combo con Nacho aportando precisamente esas líneas de bajo más rockeras, aunque lejos de lo vertiginoso de sus pasos previos en Aerobitch y Muletrain. Puede sonar a priori manido, pero parece que las ideas de los tres encajan perfectamente juntas para hacer algo especial.
Probablemente el mayor momento de llenazo vino con la segunda formación, que parece gozar de buena salud en cada una de sus visitas a esta Rock Palace. Hablamos de Giganto, trío instrumental que ahora se ha hecho con los servicios de Jaime de Adrift y Codo a las baquetas. Por alguna extraña razón, cada vez que veo la propuesta en directa me viene a la cabeza Sonic Youth en su faceta más punk, pero sería más fácil y obvio clasificarlos como unos Melvins instrumentales venidos desde la Meseta Central. «Fuego Amigo» refrendó ya que lo suyo no es sólo un ejercicio de estilo, también de canciones, así que en Rock Palace estuvieron como en casa y les costó poco convencernos.
Luego llegaban la banda principal de la noche, Cuchillo de Fuego, aunque ellos mismos reconocían que era más que nada por la cosa de que presentaban disco y porque venían de su Pontevedra natal. A pesar de ese ejercicio de honestidad creo que cualquiera pudo dar cuenta de las virtudes de la banda, suficiente cuando se dedicaba a atronar con su vertiente más punk («Estrella Park» u «Horizontal»), pero mucho mejor cuando sus canciones más personales (seguramente justo las que nos recuerdan directamente a The Jesus Lizard), con especial mención al pseudo-hit «Forforcio» y al magnetismo de su cantante en «Bouquet (fuego y mierda)».
Como ya mencionábamos al principio del texto, la mejor de las noticias fue ver semejante poder de convocatoria en una de nuestras salas más queridas. Esperemos que haya muchos más carteles de «No quedan entradas» en la puerta de estas salas de pequeño aforo.