/Crónicas///

Clutch – Bilbao (15/06/2013)

Neil Fallon, Tim Sult, Dan Maines, Jean-Paul Gaster
9.0
Santana 27, Lleno
Precio: 30/35€

SETLIST CLUTCH

Crucial Velocity

Cyborg Bette

Mr. Freedom

Book, Saddle & Go

The Mob Goes Wild

The Profits of Doom

Earth Rocker

Unto the Breach

Burning Beard

Regulator

DC Sound Attack!

50.000 Unstoppable Watts

Mice & Gods

Gone Cold

The Face

Electric Worry

 

BISES

Oh, Isabella

The Wolf Man Kindly Requests

Las ganas eran terribles por parte del público rockero de ver a Clutch en 2013. Y no será porque la banda no se ha prodigado en los últimos años, pero no parecía haber forma de desligarse de los corsés horarios de los grandes festivales, que aún así no les impedió eclipsar en el Azkena Rock Festival o el Sonisphere, a más de un cabeza de cartel. Por fin los norteamericanos pisaban las salas y en Bilbao además arropados por dos bandas afines muy asentadas. Diremos afines porque la personalidad de Clutch queda muy al margen de la corriente stoner, aunque haya puntos coincidentes.

Pero esta segunda edición del Kristonfest sí que se presentaba como una cita dedicada al rock denso, psicodélico y cabezón. Un festival con cartel ligero en número, pesado en género y ante el que sin duda y siendo sábado los fans respondieron, no sólo los de Euskadi. Tanto tiraba lo de ver a Clutch en sala que la caída de Karma to Burn a pocos días, apenas perturbó la normalidad del festival, con una mayoría de fans incluso contentos de que el resto de grupos pudieran ofrecer sets más holgados.

Puntualísimos comenzaron los suecos Truckfighters y empezaron, sobre todo de mano de su alocado guitarrista, sus saltos y gestos, bajadas varias al público, un recital arrollador ante una multitud no habitual para ellos por estos lares. Se notaba que la gran mayoría de asistentes andaba ya por allí, prueba palpable de la coherencia del cartel. El trío se explayó en algo más de una hora de stoner que mezcla aires de los primeros Queens of the Stone Age (o los Kyuss más concretos) con actitudes más punk-rock, como la de Fu-Manchu. Pleitesía al fuzz y algunos himnos de stoner de nuevo cuño para una banda en la que personalmente sólo echo de menos una mejoría en las melodías vocales, para ponerse a la altura de algunos de sus referentes. Se despidieron de forma un tanto rara ya que en el éxtasis final hubo algún accidente entre bajista y guitarrista.

Si creíamos que Truckfighters habían triunfado a lo grande con sus pequeños pogos y headbangings por las primeras filas, Orange Goblin hicieron gala de su cazurrismo extremo medio stoner medio heavy metal (camisetas de Kiss, Rainbow y Saint Vitus portaban estos simpáticos vikingos londinenses) para meterse al público en el bolsillo. Puños arriba casi de continuo, coros y muchas muestras de cariño de su gigante frontman hacia la audiencia y sus acompañantes esa noche (si vimos a Tim Sult contemplando a los Truckfighters, serían Neil Fallon primero y Jean-Paul después quienes presenciaran el concierto de los británicos desde el mismo escenario). Total, que Orange Goblin encendieron los ánimos y convirtieron el concierto en un pogo enorme por momentos, empezando por sus momentos más macarras y derivando hacia himnos más coreables hasta llegar incluso a momentos sureños bastante clásicos en una recta final para enmarcar. Siempre ganan a golpe de directo y esta vez seguro que multiplicaron su base de fans.

Así que tras dos conciertos muy buenos quedaban Clutch. Pero conociéndoles, nadie dudaba que los de Maryland se sobrepondrían con facilidad a sus teloneros y sin demasiado esfuerzo además. Al menos desde el punto de vista del setlist, ya que el veterano cuarteto apuesta todo a su presente y toca «Earth Rocker» en su totalidad. Aunque nos de pena quedarnos sin algún que otro clásico, el disco lo merece, no hay motivo de queja por ese lado. Tampoco por la entrega de siempre por parte de Neil Fallon, su voz e intimidatoria presencia, ni del espectacular Jean-Paul Gaster a las baquetas, el groove personificado. Ellos son como siempre a quienes toca mirar en el escenario mientras Dan Maines al bajo apenas se mueve y Tim Sult, pese a ser un guitarrista de quitarse el sombrero varias veces, está tan encogido y concentrado en su instrumento que no sabemos siquiera si echa alguna mirada al público durante el concierto.

Pues eso, «Earth Rocker» por un tubo y comienzo arrollador con «Crucial Velocity» y «Cyborg Bette» para entrar en los aires funk-rock de la irresistible «Mr. Freedom». Temas que desde el minuto uno fueron coreadas, bailadas y recibidas como clásicos, tal y como corresponde quizás, a su disco más directo. La primera de las contadas perlas del pasado a las que recurrieron fue «The Mob Goes Wild» tal vez en un momento aún muy temprano para que efectivamente la turba enloqueciera como es debido, pero al continuarla con el poderoso stoner de «Profits of Doom» describieron uno de los momentos álgidos del concierto apenas comenzado. Pero la cosa no iba a parar por un tiempo ya que como decimos la mayoría de temas nuevos, al menos los más punk-rockeros, dan incluso menos tregua que los antiguos.

Si en este trayecto comprobamos además que son una banda auténtica, que cambia los setlists día a día permitiendo en Bilbao disfrutar por ejemplo de una «Burning Beard» o una «Mice & Gods» que no habían caído en Madrid ni Barcelona, la euforia crece y crece. A destacar dentro de un concierto tan sólido y rocoso, la armónica y el cencerro en «D.C. Sound Attack» o los únicos momentos de relax con «Revelator» y más tarde «Gone Cold». Complicado por cierto encajar esta última en mitad de un concierto tan de subidón. Se me ocurre por ejemplo que sería una opción ideal para abrir los bises y tal vez contaría con más respeto por parte de la gente, en vez de aprovecharla para comentar la jugada, que es lo que suele suceder.

Por contrapartida, «50.000 Unstoppable Watts» y finalmente la ineludible «Electric Worry» de cuyos pogos no hay quién se esconda en un concierto de Clutch, fueron dos de los últimos grandes cartuchos del concierto, siempre combinados con otros de rabiosa actualidad. Lo malo es que quizá terminaron el setlist reglamentario demasiado en lo alto para lo que les quedaba por ofrecer en los bises. «Oh, Isabella» y «The Wolf Man Kindly Requests» sonaron bien, se disfrutaron, pero fueron incapaces de prender la mecha dónde la habían dejado y así terminó el recital de forma un tanto triste que en nada hizo justicia a lo que había sido: la constatación de que para muchos, a diferencia de retornos a medio gas, viejas glorias arrastrándose o grandes esperanzas con todo por demostrar, Clutch son la banda de rock n’ roll más grande que hay. Si les toca un público que corresponde y el gran sonido que nos brindó la Santana27, la cosa roza la perfección.

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15 de junio de 2013