/Reseñas///

Clutch – From Beale Street to Oblivion

Clutch - From Beale Street to Oblivion portada
DRT Records, 2007
Productor: Joe Barresi
Banda: N. Fallon,T. Sult,D. Maines,J-P Gaster,M.Schauer

Géneros:

8.8

Cuando uno lleva muchos muchos discos sin dar un traspié o un paso atrás (más que en calidad, en cuanto a evolución) es fácil que termine cayendo en el hoyo… Pero parece que el caso que nos ocupa es la excepción que confirma la regla.

Uno se puede oír las veces que quiera «From Beale Street to Oblivion» de Clutch y decir una centena de bandas a la que se parece el sonido del disco. Pero hoy en día es sobradamente reconocido que Clutch suenan a ellos mismos…
De nuevo, continúan pasando hacia terrenos más progresivos y mas rockeros y alejándose de la vena hardcore de sus primeras obras, lo que a algunos les hará pensar que no es ni por asomo el mejor disco del combo de Maryland. La verdad que yo tampoco lo creo, ya que «Pure Rock Fury», «Elephant Riders» o el propio «Clutch» fueron obras demasiado grandes para ser comparadas con este disco… aunque para los que prefieran un sonido más rockero quizás la cosa cambie.

Mick Schauer, que entró el año pasado a la banda, parece que se ha instaurado definitivamente al sonido de Clutch. El Hammond y el clavinet de Mick se empasta a la perfección con guitarras y sonidos de bajo y batería en los temas más destacados como la dupla «You Can’t Stop the Progress» y «Power Player» y sobre todo con los dos mejores momentos: «The Devil & Me» y «Electric Worry» (De los mejores estribillos del año desde ya).

Además de esa gran novedad, está la de que Neil se ha convertido en un cantante de verdad dejando más de lado los chillidos de camionero (que por otro lado, nos encantaban) y que de nuevo Eric Oblander de Five Horse Johnson se encarga de las harmonicas (ojo a la vena jammie de «Mr. Shiny Cadillacness» y al sonido 100% Clutch de «Black Umbrella»).

Que sigan muchos años más así, que falta hace ver un grupo evolucionar disco tras disco sin perder ni un ápice de integridad ni de repetirse como el ajo.

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1 de enero de 2007