Habituados estamos ya a que el postrock, como cualquier otra moda musical, cope las salas de conciertos de grupos muy prescindibles, del mismo modo que nos brinda maravillas. Una manera de recuperar la fe en este segunda categorización viene de la mano de actuaciones tan bien llevadas como la de Caspian.
A la banda de Massachusetts le sobran razones para estar en lo más alto del género sólo por el hecho de llevar mucho camino recorrido, pero cuando ves en directo las maneras firmes y serias de esta reformada banda te convences del todo. Aquí el que escribe no los vio hace un año en idéntica sala, pero al parecer la cosa fue igual o mejor.
A los primeros teloneros no pudimos tener el placer, Katatabic, pero si que pudimos dar cuenta de cómo es un concierto de Jardín De La Croix sin uno de sus guitarristas. A veces como trío, otras con el batería pasando a ocupar la guitarra y otras con colegas haciendo lo que podían, al final sacaron las castañas del fuego con el buen hacer de siempre. No nos cansamos de verlos.
De Caspian he hablado ya largo y tendido, pero creo que cabe mencionar por última vez que si hay bandas de postrock que aún mantienen esa descripción tan típicamente rockera de «tener pelotas», esos son ellos. Desde los momentos calmados, comandados por un xilófono, hasta la pasión desatada de sus crescendos convencieron con creces. Lo mejor fue la unión de «Quovis», «Further Up» y «Further In» del «You Are The Conductor».
Otro buen punto, el colofón final que fue una batucada con todos los miembros a la percusión. Sorprendentes, con garra y con mucho buen hacer.
