Uno de los grandes aciertos de la décima edición del Bilbao BBK Live ha sido crecer en las actividades paralelas en la ciudad, accesibles a todo el público. Y esto a la vez es un sufrimiento para nuestras horas de sueño, porque si tocan Guadalupe Plata y Cápsula en el centro de Bilbao, pues se va. No hay vuelta de hoja. Así que allí estábamos al mediodía en la plaza del Arriaga sufriendo el calor para ver a Guadalupe Plata desgranar su adictivo blues-rock electrizado hasta el tuétano. Quizá la experiencia se haga monótona si no consigues enganchar, con ellos es un «lo tomas o lo dejas».
Mayor variedad aportan Cápsula a su show, en el que tanto Coni como Martín son portavoces del mejor cruce rockero, el que aúna lo clásico y lo alternativo, el que lo mismo suena a 70’s que a Sonic Youth antes de hacer un par de versiones de Bowie. Lo suyo es fundamentalmente actitud y poco tiempo les hizo falta para hacer llamamientos al público para acercarse en vez de ver los toros desde la barrera. Pero si no te acercas no hay problema, Martín sale con su guitarra y te busca, incluso se hubiera metido al Palacio de Justicia si hubiera atinado con la puerta. Supimos al instante que acabábamos de presenciar uno de los mejores conciertos del día. Y lo mejor es que son un grupo de Bilbao al que tenemos la suerte de ver muy a menudo.
Ya en Kobetamendi lo primero que nos acercamos a disfrutar fue del directo de los escoceses We Were Promised Jetpacks, banda de rock alternativo con dos facetas. Una es la más post-punk en la línea de todos aquellos grupos que decidieron hace unos años poperizar a Joy Division. Aquí destacamos su lúcido single «Quiet Little Voices». Pero la segunda mitad del concierto vino lo interesante, introduciendo formas más libres y elementos de post-hardcore más sugerentes. El relevo lo tomaríamos en la carpa con The London Souls, dúo de blues-rock con sonido escrupulosamente clásico y que como siempre ocurre con este tipo de grupos, contentó. Hay veces que lo que ya está mil veces probado es lo que mejor funciona y quizá no haya ninguna necesidad de ver algo así en una sala, pero en un festival, siempre convence. Tiramos entonces para ver a Grises ofrecer un triunfal concierto subidos en el autobús de Red Bull con un estupendo horizonte de sol bajo. Sus himnos de optimista electropop parecieron sonar muy apropiados desde las alturas y la fiesta estuvo garantizada.
No tan agradable era la propuesta de The Jesus & Mary Chain tocando Psychocandy y así lo reveló un público que no respondió mayoritariamente como por otro lado esperábamos. Ni siquiera la mayoría de compatriotas (¿quizá demasiado jóvenes?) estuvo dispuesta a darlo todo con himnos como «Just Like Honey». Y mucho menos con el afilado ruidismo de «In a Hole» o «You Trip Me Up». Y es que hemos visto en el pasado algún concierto de reunión de los británicos sacando a relucir su faceta más pop, pero esta vez venían con el ruido por bandera como el repaso a esta joya del noise-pop y pionera de géneros como el shoegaze, requería. Guitarras quejicosas, guarrería, humo a raudales y ambiente entre narcótico y caótico. O sea, un concierto muy poco festivalero y raro en el escenario grande. Más rarezas hacen falta.
Era un secreto a voces que los cabezas del día eran Alt-J. El escenario secundario se llenó para ver a los de Leeds presentando su segundo disco. Como era de esperar tuvieron que recurrir mucho a su debut y aún así no se libraron de momentos muy plomizos. Y es que Alt-J son una banda agradable, de buen rollito, más que correcta para tocar de tarde e incluso verles tumbado en el cesped si me apuras. De noche no llegan a transmitir la suficiente introspección, ni mucho menos fiesta, con ese oleaje de ambientes entre el trip-hop («Hunger of the Pine»), el funk de radiofórmula («Left Hand Free»), los tímidos destellos de baile («Dissolve Me») y las baladas («Matilda»). Necesitan más sala antes de comerse un escenario grande a esas horas.
El que sí tiene todas las tablas del mundo en festivales es Ben Harper que se quedó a gusto con su rock conciliador donde caben folk, blues, soul, reggae y cualquier cosa que genere buen rollito. No fue tan excesivo en duración como su memorable pasada actuación en el festival, claro que en esos tiempos la personalidad del festival aún no estaba tan definida hacia los gustos más british. En cualquier caso, es de justicia reconocer que fueron los verdaderos cabezas de la noche. Después nos quedaría una más que interesante fase final en la que optamos por el impecablemente atronador kraut-rock de Jupiter Lion y no nos movimos, ni de sitio no tampoco mucho en cuanto a sonido, para ver a Siesta! en un concierto algo accidentado, comenzó bastante bien pero en el último tema parece que unos problemas técnicos les sacaron de sus casillas y acabaron con un descalabro y descoordinación rítmica propios de un ensayo.
JUEVES: Disclosure, Future Islands, Nueva Vulcano, Black Rebel Motorcycle Club…
SÁBADO: Muse, Vintage Trouble, Delorean , SBTRKT…
FOTO Jesus & Mary Chain: MusicSnapper
FOTO Ben Harper: RhythmAndPhotos