/Crónicas///

Berri Txarrak – Bilbao (01/12/2013)

Gorka Urbizu, David González, Galder Izagirre
8.4
Kafe Antzokia, Lleno
Precio: Sold out

SETLIST
Gelaneuria
Bisai Berriak
FAQ
Jaio.Musika.Hil
Bueltatzen
Izena Izana Ezina
Lepokoak
Ez Dut Nahi
Paperezkoa
Oreka / On a Train (Yuksek)
Yuksek
Isiltzen Banaiz
Aspaldian Utzitako Zelda
Zirkua
Achtung
Liluraren Kontra (Mikel Laboa)
Zertarako Amestu
Denak ez du Balio
Oihu
Soilik Agur

Eskuak
Harra
Biziraun
Ikasten

Iraila
Stereo
Ikusi Arte

Hay veces que lo que tenemos lo damos por sentado. Nos pasa con familiares y amigos a los que no valoramos del todo mientras no hay perspectivas de perderlos. Siempre están ahí y lo mismo pasa con Berri Txarrak: pese a ser plenamente consciente de su valor en la música contemporánea, tal vez en los últimos años no les he prestado toda la atención debida. En parte por siempre estar ahí, mientras otros vienen y van, en parte porque a nivel sentimental ya me dieron prácticamente todo hace tiempo. En este sentido, parece normal que el fin de gira en Bilbao estuviera repleto de adolescentes y veinteañeros, gente que descubra ahora su música. Es verdaderamente genial que una banda así llegue tanto a la juventud vasca. Lo que falta es que esa juventud de el paso a otras bandas locales, que las hay muy buenas y pocas llenan salas con públicos de esta franja de edad.

Al llegar al Kafe Antzokia y con el sold-out desde hace tiempo, lo que nos encontramos fue una cola de seguidores puntuales que querían coger sitio, algo inusual por estos lares. La banda respondió comenzando con relativa puntualidad y ni el todopoderoso fútbol pudo con la música de los de Lekunberri esa noche. Las notas de Olafur Arnalds y el escenario teñido de rojo y con vistosas luces de estadio comenzaban a crear clima hasta que el trío salió a escena. El sonido empezó agarrotado, demasiado comprimido y metálico (este extremo se mantuvo) para comenzar fuerte en la emoción con «Gelaneuria». Todos los grupos tienen sus temas más y menos populares, pero es innegable que Berri Txarrak ofrecieron un setlist de todo éxitos intercalados con algún parón en el nuevo disco, siempre con mesura.

Unas fueron más cantadas y otras algo menos, aunque se puede asegurar que entre el público había gente para cada canción, lo que es todo un premio a la trayectoria. Ya se trate de himnos de la juventud euskaldun como «Bisai Berriak», alegatos para los apasionados de la música como «Jaio.Musika.Hil», de insertar la impropia «On a Train» de Yuksek entre pan y pan de «Oreka» con efectismos teatrales incluidos, desempolvar una «Aspaldian Utzitako Zelda» que paró el tempo del concierto o arremeter con su densa versión/homenaje a Mikel Laboa. Retazos de una banda que siempre ha entendido la música de una forma aglutinadora y que se aleja de etiquetas de toda clase más de lo que a algunos les gustaría.

La comunión con el público fue buena aunque no tanto como la cita parecía exigir. Poco ambiente de pogo y no demasiado movimiento aunque sí, por otro lado, mucha garganta entonando las letras de corazón y aplausos a rabiar. No se puede evitar en momentos así pensar que Gorka Urbizu merece un puesto en Euskaltzaindia, porque su labor práctica de embajadores del euskera no hay escritor que la supere y terminar la gira en Kafe Antzokia, cuna del idioma en Bilbao, no podría ser más apropiado. Ante este público, una banda simpática, con David y Galder animando y Gorka comunicándose lo justo para agradecer de corazón no sólo a su equipo sino también «Berri Txarrak entzuten, sentitzen, ulertzen eta maitatzen duzuen guztiei» (a todos los que escucháis, sentís, entendéis y queréis a Berri Txarrak).

Una vez encarrilado el concierto a nadie le sería difícil emocionarse e incluso empañar un poco los ojos con sus temas favoritos, además de momentos evidentes como «Oihu» o «Denak ez du Balio». Hicieron levantar las manos («Eskuak»), bailar rap-metal que envejece muy bien («Biziraun»), agacharse pare recibir los riffs de «Ikasten» o abrazar la nueva catarsis de «Iraila». Y pese a que iban a despedirse con el escupitajo a la realidad política navarra de «Stereo», finalmente le siguió una icónica «Ikusi Arte». Qué duda cabe de que no es su mejor canción, pero su papel como hit iniciático de una carrera tan fructífera lo merece.

Y así se cerró un setlist que rozó la complicada perfección, por parte una banda en formato trío, absolutamente entregada y sin trucos… sólo faltó un público algo más a la altura. Tal vez se trate de, como decía al principio, que por estos lares un concierto de Berri Txarrak es algo muy común (y eso que la banda ha hecho en los últimos años por dosificarse). Mi compañero Yuri con su crónica de hace unos días en Sevilla me hizo reflexionar sobre esto, a la vez que da cierta envidia acerca de una audiencia quizá más conectada puramente con la música y menos condicionada por otros factores. Teorías aparte, sí que sentimos cerrar capítulo junto a una banda irrepetible. Historia viva de la máxima Jaio.Musika.Hil que algunos compartimos.

 

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1 de diciembre de 2013