Describir conciertos con palabras suele tratarse de abusar de los típicos clichés para dejar, al final, todo reducido a que gustó o no un evento. En ocasiones como las vividas en el concierto de Balmorhea, más que nunca.
Los de Austin habían dejado todo Siroco con una sensación de sorpresa y paz como nunca había visto un servidor, y ahora volvieron a hacer lo propio ante casi el doble de gente. Han transcurrido trece meses desde aquella sorprendente noche, pero una vez más, el boca a boca funcionó para que la banda consiguiera crecer exponencialmente su público. Después de La Boite no sabremos cual será la siguiente parada, pero suponemos que tendrán que dar otro paso grande.
Lo de ver a este sexteto en vivo se escapa a las palabras y a las etiquetas, pasando a tener que hablar más de sensaciones que de otra cosa. Rob, como director de orquesta improvisado, no sólo dirige a sus cinco compañeros, sino que hace lo propio con el resto de asistentes. La sala permaneció callada e impasible a su merced, en un ejercicio de unión al grupo increíble. A su música también, claro. ¿Post-rock? Sí, algo así.
Intentando salir un poco de transcendentalismos propios del género, Balmorhea en directo lo hacen casi todo bien. Por ejemplo, a su batería le da igual pasarse todo el concierto dando pocos y certeros golpes, que luego, ayudado por otro compañero, se pone a aporrear su batería en «Clamor», su nuevo tema, y nos gusta igual. La sección de vientos constantemente acompasados y conjuntados. El banjo, la eléctrica, la acústica, el piano… Todo encaja en temas como «Settler», «Remembrance», «Night In The Draw», y sobre todo la magia habitual de «Truth» que pasa por ser uno de los momentos musicales más emocionantes que un servidor ha vivido frente a un escenario (tanto en La Boite como en Siroco).
Ante esta descripción, era muy complicado que un grupo como Persons lograse haber sacado algún punto antes de Balmorhea; porque aunque creemos que a la banda telonera le faltaba aún mucho para pulir su sonido, jugaron contra un rival ante el que nunca llegaron a mirar de tú a tú. La idea del grupo de mezclar todo no funcionó demasiado bien, a ojos de la mayoría del público, pero suponemos que pueden dar mucho juego ejerciendo de teloneros de un grupo más de su estilo, y más consiguiendo sonar del todo compactos.
Una vez vivida la experiencia Balmorhea en vivo, ¿quién quiere escucharlos en disco?