Sería casi la una y media de la noche cuando, recién salidos de la sala Wurltizer Ballroom, comentaba con un colega lo difícil que es sacar algo nuevo de algunos conciertos, sobre todo de forma redactada. El caso de la presentación del nuevo disco de Aathma era uno de esos ejemplos, porque cada día se nos están acercando más al monopolio de excelencia oscura que comandan grupos como Adrift o, los ya abandonados, Moho.
Antes de que el trío madrileño nos presentase sus nuevos temas aterrizaban Garuda, con una propuesta también llena de sludge y doom, pero algo más cercana al stoner y a un cierto aire más rock al uso. Su concierto nos mostró un grupo aún por terminar de rodar y con algún problema de sonido en las voces, pero sobradamente preparados en la contundencia de guitarras. La base rítmica anduvo algo más desafortunada, aunque su bajista tuvo que sufrir multitud de problemas con su instrumento. Hay que darlos más conciertos para terminar de ver un potencial que salta a la vista y que esperamos ir viendo más.
Aathma y este nuevo «Decline… Towers of Silence» aparecían en escena con un retraso en el horario muy amplio. Impropio de una jornada de miércoles, pero por otro lado habitual en la sala que nos ocupa. Los problemas técnicos de Garuda habían hecho retrasar el concierto, pero apostábamos porque la cosa no habría ocurrido mucho antes en un supuesto de normalidad.
El sonido siempre infalible del Wurlitzer Ballroom tuvo ciertos fallos en esta noche, todos ellos centrados en el sonido de las voces. Las guitarras sonaron bien, pero la pareja rítmica formada por dos verdaderos titanes como Ricky a la batería y Dani al bajo no tiene comparación posible.
De lo poco que pudimos sacar en claro con respecto al nuevo material es que aparentemente se han alejado un poco del doom más estándar, tirando a ciertas facetas más alineadas con propuestas más progresivas y postmetaleras como Isis o Neurosis. Quizás fuera cosa del directo o quizás lo encontremos en «Decline… Towers of Silence», las escuchas nos lo dirán.
