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Protomartyr – Relatives in Descent

Protomartyr - Relatives in Descent portada
Domino, 2017
Productor: Sonny DiPerri
Banda: Joe Casey, Greg Ahee, Scott Davidson, Alex Leonard

Géneros: , , ,

8.5

Tras una carrera ascendente en el plagadísimo universo post-punk jugando con la baza de su hierático y aparentemente desubicado vocalista Joe Casey, el cuarteto de Detroit se atreve con su disco más conceptual y variado, uno que cuenta historias oscuras y tremendas con la familia como telón de fondo. Letras lóbregas y plagadas de referencias que esconden una preocupación, a veces furiosa, a veces adormecedora sobre el estado de la humanidad.

En este marco ambicioso, la banda reconcilia como nunca su lado ruidoso con las dinámicas más épicas, como en la magnífica y fluyente «A Private Understanding», donde se muestran como el reverso jodido de The National. No sólo es un tema de energía desbordante en sí mismo, sino que tiene su reverso en la tristona tonada final «Half Sister». El disco comienza como termina, «ella sigue intentando llegar a ti». Es un juego entre la esperanza y la fatalidad que planea por todo el disco.

Al igual que planean por todo el disco referentes obvios como Nick Cave o Pere Ubu. Pero incluso en los momentos de post-punk más genérico, Protomartyr muestran su chispa. «Here is The Thing» apela a la crudeza de The Fall sin renunciar a una cierta intrincación instrumental. Tal vez la excepción sea la oscuridad paranoica de «My Children», un post-punk marcial sacado del libro de Ian Curtis que podría encajar igual de bien en un disco de Savages.

El caso es que «Relatives in Descent» acierta con una alternancia sonora nada evidente. Atenúa sus momentos turbios con otros más ligeros, como «Caitriona» en clave de punk melódico y abrasivo a lo Social Distortion o «Don’t Go to Anacita», con ecos de The Clash. Es su forma de no ser demasiado pretenciosos y decirnos que, pese a todo, esto es punk-rock suburbano y no impostación de escuela de arte.

La banda ha llegado a este cuarto álbum para marcar un punto álgido en la construcción de tensión. Desde el croon de «The Chuckler», al trastorno de «Windsor Hum» o el ruidismo de «Up The Tower», Protomartyr consiguen crear un buen puñado de climas que van de lo inquietante a lo opresivo, pasando por diferentes estados mentales que sugieren nuestra desquiciada realidad.

Pero si queremos hacernos una idea de lo que ofrece el disco a nivel melódico, propongo poner toda la atención a esa magistral fusión entre «Night-Blooming Cereus» que demuestra que la barítona y agreste voz de Joe Casey puede evocar emociones bellas y profundas y su continuación eufórica a lo Sonic Youth vs. Black Flag que es «Male Plague».

Si un buen disco de post-punk debe aspirar a combinar la fiereza del punk con inquietudes estéticas y filosóficas que vayan más allá, bien podríamos estar ante el mejor disco del género de los últimos años.

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1 de enero de 2017