/Reseñas///

Gorillaz – Plastic Beach

Gorillaz - Plastic Beach portada
Parlophone, Virgin, 2010
Productor: Damon Albarn, Gorillaz
Banda: Damon Albarn, Jamie Hewlett

Géneros: , , ,

8.1

La escucha de Plastic Beach, tercer álbum de los dibujos animados más famosos del pop, Gorillaz, me recuerda en varios aspectos a la de otro de los lanzamientos de más relevancia de la temporada: Heligoland de Massive Attack. En ambos álbumes, sus creadores parecen querer demostrar que conocen a una buena parte de los músicos más reputados del panorama actual al tener a un invitado o más casi por canción, adaptando su música al estilo más indicado para cada intérprete en cada caso pero sin perder su propia identidad.

Pero mientras la pareja formada por Grant Marshall y Robert Del Naja fallan un tanto a la hora tanto de conseguir llevar a su terreno a sus amiguetes como de crear buenas canciones, en este tercer álbum Damon Albarn ha conseguido un logrado equilibrio entre la procedencia de sus invitados, la variación de géneros pero siempre bajo una estampa reconocible y la calidad de la obra.

Esto no es nuevo, ya que si bien podria acusarse a Gorillaz el álbum de cierta dispersión, Demon Days ya era una obra coherente que investigaba todos los ángulos posibles del pop, yendo más allá de un puñado de singles efectivos y la gracia de sus miembros animados. Vamos, que si no desde el principio, ya en este segundo trabajo Albarn era perfectamente consciente de que su nuevo proyecto no era un mero divertimento, sino un proyecto tan serio como en su día lo fue Blur.

En esta ocasión, tanto él como su colaborador en el aspecto visual y argumental, Jamie Hewlett, han construído una obra más enfocada a transmitir claros mensajes de denuncia ecologista (ahí tenemos el título, Playa de Plástico) que en seguir sobreexplotando a 2D, Murdoc, Noodle y Russel (la primera vez que no aparecen en la portada de un álbum). Y es que ya antes de comenzar a grabar el álbum, sus creadores ya dejaron claro que el nuevo objetivo de Gorillaz era ser un colectivo de personas llevando a cabo nuevos proyectos. Al menos no han optado por eliminar a los monigotes, como se comentó en su día, un claro error ya que siguen siendo la máxima seña de identidad de la ‘primera banda virtual del mundo’.

Dicho colectivo funciona bastante bien y es la mar de variado. Representando al hip-hop USA tenemos a Snoop Dogg presentando la orquesta en Welcome to the World of the Plastic Beach, mientras que Mos Def se atreve con uno de los temas más experimentales del conjunto, Sweeptakes, y con Stylo, el excelente primer single compartido con la leyenda del soul Bobby Womack, que pasa a ser gracias a su hipnótico ritmo electro la Clint Eastwood o la Feel Good Inc. del álbum. De La Soul, por su parte, interpretan la psicodelia infantil de Superfast Jellyfish junto a Gruff Rhys de Super Furry Animals. También el rap se une a los ritmos arábigos en la sorprendente White Flag, en la que los británicos Bashy y Kano rapean sobre los arpegios de la Orquesta Nacional Libanesa.

Dejando un tanto de lado la rima y el flow y acercándose a los sintetizadores, los beats y el pop, Little Dragon colaboran en To Binge y en la excelente y misteriosa Empire Ants, el hit escondido del álbum si se descuidan; Mark E. Smith inunda de locura el conjunto con la desquiciante Glitte Freeze, y Lou Reed reparte ironía en Some Kind of Nature. Paul Simonon y Mick Jones aparecen en la homónima Plastic Beach, terreno a priori alejado de estas glorias del punk.

Finalmente, Damon afronta en solitario Rhinestone Eyes, Broken, Pirate Jet y la maravillosa On Melancholy Hill, que representan, digamos, la parte más ortodoxa y clásica del sonido Gorillaz, y que demuestra que el inglés es sigue siendo también capaz de enfrentarse a sus propias creaciones sin la ayuda de estrellas de renombre que proporcionen caché. Cosa a la que otros recurren inútilmente para intentar seguir llamando la atención hacia su propia obra (ver arriba), pero que en este caso se percibe necesario para la expansión multicultural y multimedia de un artista aún con plenas facultades. Y mientras, algunos rancios siguen clamando por la vuelta al estudio de Blur, sin siquiera plantearse darle una oportunidad a los placeres auditivos que discos como este Plastic Beach proporcionan.

 

 

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1 de enero de 2010