/Crónicas///

American Music Club – Bilbao (22/02/2008)

Mark Eitzel, Vudi, Sean Hoffman, Steve Didelot
8.0
Kafe Antzokia, 400
Precio: 12/15 €

Las canciones de «Trying Wings On Roots» habían ido imprimiéndose a fuego en mi cabeza a lo largo de 2007 y lo que va de 2008, sin apenas excepción. Por una cosa o por otra, no había tenido oportunidad de verles presentándolas. Por ello la oportunidad de su concierto como teloneros de American Music Club se presentaba como una buena oportunidad. Aún así, temía que no pudieran lucirse por no desplegar bien su backline o por no tener tiempo suficiente. Pero al ver lo lleno que estaba el Kafe Antzokia en los momentos anteriores de su actuación me di cuenta de que no era precisamente el único para el que el reclamo de la noche eran los vizcaínos. Y ni ellos se iban a sentir teloneros ni el público iba a percibirlos como tales.

La banda comenzó a desgranar los temas de su tercer trabajo, un repertorio basado en las fuertes composiciones de raíz folk y blues pero que mantienen el juego con el indie, el post-hardcore y el eclecticismo del que siempre han hecho gala. Y comienza el baile de roles, ya intercambiando las voces en las 3 primeras canciones. Y es que Hannot Mintegia y los hermanos Insunza, Ager y Gaizka, ejercen de hombres orquesta en la banda, manteniéndose tan sólo constante la sólida base rítmica de Mikel y Andoni. Así, tan rápido uno abandona la guitarra para coger el hammond, como el otro hace lo propio con la trompeta o el violín, despliegue imprescindible por otro lado para dar cuerpo en directo a la riqueza de sus discos.

«Complaint», «Farmer» o «Second Hand» fueron algunas de las que abrieron fuego y se fue entretejiendo esa mezcla perfecta de sabor clásico con descaro y frescura indie, que daba algunos momentos en que los componentes de Audience aullaban sin importarles si había micrófono delante o no. Toneladas de pasión. En las nuevas canciones hay sitio para el juego, como por ejemplo prolongando a coro el estribillo de «Just A Ride» mientras los instrumentos se van apagando o haciéndose de rogar con la intro de violín al festivo country de «In a Small Town», una de las canciones más llamativas de su nuevo repertorio. Pocos temas faltaron por tanto de «Trying Wings on Roots», como si fue el caso de «Kingdom».

Second Handed contó con numerosas exponentes no obstante, desde la cinematográfica tensión de «A Woman Under The Influence» con sus cuchilladas a base de violín al oscuro jazz de «Ten Times» pasando por el momento más puramente post-hardcore de «The Membrane», de los pocos donde afloraron los típicos riffs de rock alternativo. Un repertorio en general muy profesional con etiqueta norteamericana, matizada por los comentarios en euskera entre canción y canción y su única referencia en este idioma, «Beste Zeruaren Azpian».

Algunos de los mejores momentos también vinieron de manos de sus inicios. Como la ya clásica e inconfundible «Nashville Shirts» con sus «one, two three, four», prueba palpable que Audience estuvieron muy lejos de ser una banda más desde sus inicios. O «Fake Star», el tema más rabioso de la noche con Ager aporreando un bombo, consiguiendo un efecto a nivel sonoro pero casi más tremendo a nivel visual. Sin embargo se puede decir que momentos como los de la melancólica «Well Done», la palpitante «Become The Music You Like» o la blues-rockera «Walking the Streets» demuestran que no necesitan echar mano del pasado. Tal vez no sean sus actuales temas tan abiertamente viscerales, pero dejan un regusto muy bueno.

Total, que una vez Audience terminaron su prolongado concierto (en cada una de las ocho últimas canciones más o menos, pensé que el recital había llegado a su fin) para ser de apertura, quedé particularmente extenuado y no fueron pocas las ganas que tuve de abandonar la sala con tan buena impresión. Me consta que muchos no sólo lo pensaron sino que lo hicieron. Son cosas también de jugar en casa, pero si a uno le dicen más Audience que American Music Club ya en disco, después de tamaña demostración en directo, pocas eran las esperanzas de que Mark Eitzel y los suyos pudieran remontarlo.

Los de San Francisco salieron pues a demostrarlo y arrancaron con las pilas bien puestas, rock sobre el estereotipo que se tiene de ellos como la banda de un solo hombre, un cantautor. Lo malo es que el sonido no era el más correcto, demasiada potencia que ocultaba la voz. En el segundo tema, fallo de iluminación, bueno, nada grave. Pero a ello se sumaban los problemas, entre irritantes y simpáticos que Eitzel tuvo con su micrófono, al que más tarde castigaría involuntariamente golpeándolo con el mástil de su guitarra y tirándolo al suelo.

No parecía su noche pero la aprovecharon bien y Eitzel con su ágil verborrea yanqui demostró buen humor a pesar de todo.Y así fueron repasando un repertorio fundamentalmente lento, con cálidas y elegantes melodías, que no siempre estuvieron a la altura del estudio y un público agradecido pero en su gran mayoría muy parado. Y es que American Music Club serán clásicos, habrán sido influyentes para el sonido americana y lo que sea, pero nunca han gozado de gran popularidad y de menos hubieran gozado entre el público asistente de no ser por los milagros de Internet que te permiten empaparte de una carrera discográfica en una semana.

De todos modos, el setlist estuvo muy basado en su recién editada referencia «The Golden Age». En la belleza pop de «The Decibels and the Little Pills» o «Who You Are», la épica de «The Stars» o la crónica urbana de «All The Lost Souls Welcome You To San Francisco». Una tónica bastante contemplativa con excepciones como la vena folk-punk de «I Know That’s Not Really You» o referencias al pasado que incluso rememoraron el hardcore de Hüsker Dü. Un concierto que por momentos rozó la magia del rock mas intimista pero por otros se acercó peligrosamente al aburrimiento.

Hay que reconocer que pasar de la intensidad de los últimos momentos de los vizcaínos al cálido clima que American Music Club crearon (a medias) es un duro salto. Incluso llegué a pensar lo mucho más que hubiera disfrutado de estos segundos sentado en una butaca en un auditorio. Por tanto, sea por su repertorio y ejecución como por los factores externos, AMC me merecieron un 7, alcanzando Audience el 9.

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22 de febrero de 2008