Si vamos avisados de que Yuck suenan a unos cuantos nombres de los últimos 80 y primeros 90, no podemos evitar coger la portada de su debut y pensar en Dinosaur Jr. Damos al play, suena «Get Away» con una de esas guitarras crujientes y melódicas y se nos va materializando un tema en el que parece que J. Mascis tocara la guitarra, Kim Deal el bajo (comparen la línea con la de «Tame», mismamente) y Mac McCaughan se pusiera al micrófono. No nos engañemos, esto es un expolio en toda regla. Pero su dominio del riff, del crepitar shoegazer y de las melodías pop de fondo, como nos demostrarán a lo largo del disco, les valen entrar en el grupo de los muy aptos, al igual que ya hayan hecho los Pains of Being Pure At Heart o Japandroids.
Así, la cuota de singles indie-rockeros crece y crece. Es correcta la punzante distorsión de «The Wall», pero la banda impresiona con los aires más garajeros de «Holing Out» y su brillante estribillo a lo Yo La Tengo, con los aires shoegazer y los coros femeninos que llevan «Georgia» desde la guitarra de Dinosaur Jr. a los dominios de los primeros Stereolab o My Bloody Valentine.
Son capaces, como los grandes de los 90, de armar todo un hit («Operation») con la base de un riff adictivo y algo de tensión al estilo Thurston Moore. Esa es la realidad de la mayoría de sus temas electrificados; la distorsión droneando a medio tiempo les permite en «Rubber» alargar la duración hasta pasados los 7 minutos y recordarnos incluso a Smashing Pumpkins. Mientras en «Suck» con su leve atonalidad son los Pavement más introspectivos los que asoman la cabeza, su hermana «Stutter» disuelve influencias en su clima nebuloso aunque cálido.
Pero la banda está dispuesta a abordar de igual manera el lado más power-pop de aquella movida. Teenage Fanclub, a la cabeza, aunque también los Yo La Tengo más poperos. «Shook Down» o «Suicide Policeman» les demuestra desnudos, sin distorsión, creando deliciosas melodías a la altura de esos grandes referentes y para colmo arregladas al estilo de quién tuviera la maestría pop de llevar años en esto. «Sunday», con esa exquisitez propia de Belle & Sebastian parece el single que les han robado a los Pains of Being Pure at Heart.
El corte instrumental del disco, entre Sonic Youth y Mogwai en son de paz, nos deja espacio para pensar. Los noventa han dejado de ser intocables y está claro que las nuevas generaciones, quizá ya desligadas de ese respeto que imponían los grandes tótems del indie-rock, comienzan a escribir su propio camino entre la distorsión y la franela. Yuck tienen ideas que saben combinar con referentes más que evidentes. Mientras los resultados sean así, doce canciones y ningún relleno, quejarse y no disfrutarlo es tontería de las gordas.