Cavernoso, árido, asfixiante, intrincado, fronterizo… no, no hablamos del nuevo disco de ninguna banda de metal stoner. Son adjetivos que afloran durante la escucha de «Icky Thump», el nuevo disco de White Stripes para el que se han puesto las pilas de Black Sabbath más que nunca, siempre añadiendo su propio toque de bizarrez a una música que puede ser perfectamente catalogada de hard-blues-rock antes que de indie o garage.
Todos esos adjetivos se reflejaban ya en «Icky Thump», un single si bien no tan pegadizo como nos tienen acostumbrados, demostraba que Jack y Meg regresaban para reivindicar el arrastrado y humeante rock que Iomi y Osbourne recrearan en su día, con la misma cabezonería, los riffs deslizantes y las baterías lentas y contundentes. Además, Jack White parece haber visitado algún chamán y haber compuesto este tema en trance, porque esos teclados irreales ponen la guinda a una pieza que de primeras resulta un tanto inconexa.
Pero el cartucho más bizarro queda para el tercer corte, «Conquest», un tema que parece ilustrar una película mexicana de hace unas cuantas décadas. Sonido grandilocuente de trompetas dentro de la suciedad y un White a pleno pulmón cual Tarzán en el estribillo. Realmente extraño y realmente adictivo.
Para buscar canciones propiamente dichas hay que mirar en «You Don’t Know What Love Is», «A Martyr For My Love To You» o «I’m Slowly Turning Into You», medios tiempos melódicos con afección vocal y crujientes cuerdas que huelen a White Stripes desde lejos y podrían haberse incluido dentro de su anterior disco.
Pero también hay momentos para los Stripes de toda la vida. Los que le dan al blues punzante y eléctrico («300 MPH Torrential Outpour Blues», «Catch Hell Blues»), los que le dan al garage y al baile emponzoñado («Bone Broke») y como no, los que disfrutan del folk, esta vez más sureño de lo habitual, con sonidos de los Andes («Prickly Thorn, But Sweetly Worn»).
Sin duda «Icky Thump» supone una vuelta de White Stripes por todo lo alto. Tras la sofisticación melódica que registraba «Get Behind Me Satan» la banda apuesta por una regresión a su espiral de rock básico y turbador, con mayor profusión de teclados e instrumentos folclóricos combinados con altas dosis de rabia guitarrera. Los rumores de disolución han estado ahí, así que veremos lo que dura la banda, pero mientras tanto, a disfrutar.