No se puede negar que el indie está regido por modas. Tampoco que quién dicta sentencia hoy en día es el poderoso webzine norteamericano Pitchfork y así es normal que Wavves, como muchas otras bandas nuevas y no tan nuevas, hayan sido impulsadas fundamentalmente desde aquí. Y últimamente los valores en alza son noise, psicodelia, folk y pop. Pues bien si quitas el folk, en Wavves tienes lo demás.
Como el que no quiere la cosa, tras su disco homónimo del pasado año ahora el jovenzuelo Nathan Williams regresa con un disco en la misma onda, aligerando la distorsión y añadiendo melodías pero de forma casi anecdótica. Aunque eso si, no cabe duda de que en «So Bored» ha creado un tremendo hit de noise-surf seguramente sin pretenderlo aunque bien es cierto que es la estructura más convencional de canción que ha creado. La canción enferma del verano. Lo curioso es que se encuentra en la misma parte del disco que el otro tema «para todos los públicos», que es el punk-pop distorsionado de «No Hope Kids». Y me voy a ahorrar repetir la palabra distorsión porque es inherente al sonido de Wavves en sí.
Esta vez sus pildorazos de pop infecto se separan de instrumentales interludios de extraños sintetizadores que resultan curiosos de primera pero acaban aburriendo, siendo el primer caso «Rainbow Everywhere» y el segundo «Goth Girls». En definitiva todos estos números parecen querer dar al disco un aire psicotrópico (la marihuana resulta fundamental en su música) y sugerir oscuros viajes a través de las drogas, algo bien retratado en los cacofónicos e intimidatorios «Killr Punx, Scary Demons» y «Surf Goth», delirios de un colgado californiano con guitarras y maquinitas.
Pese a su amor por los amplificadores maltratados, comparte con Kurt Cobain el amor por los riffs acústicos oscuros y poderosos, prueba de ello es «Weed Demon». Y es que los primeros 90 tienen aquí bastante peso, entroncando con aquel tipo de indie-rock en «Beach Demon» o acercandose al shoegaze más detroza-oidos y fusionándolo con garaje en «Beach Goth». Otras quedan en un término medio algo indigesto, como «Gun in the sun», «California Goths» o «Summer Goth» (lo habéis pillado, el léxico de los títulos de las canciones es limitado). Generalmente lo curioso es que la parte irritante no suele ser la música sino los coros agudos y filtrados.
Wavves pueden ser tan adictivos como rayantes y cansinos, pero tras la aparente simpleza de sus cuatro acordes distorsionados y coros surferos, se esconde un cierto talento compositivo, de ese que nunca pasa de moda. Aunque las barreras compositivas autoimpuestas son fuertes, veremos como madura su propuesta y de momento toca quedarse con algunos momentos de sucia brillantez. Por lo pronto, la estela de su primer disco oscurece un tanto al segundo cuyos 36 minutos ya parecen excesivo minutaje.