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VVV [Trippin’you] – Turboviolencia

vvv trippin you - ultraviolencia
Helsinki Pro, Flexidiscos & Un Conjuro , 2021
Productor: DIego Escriche
Banda: Elinor Almenara, Adrian Bremner, San Fierro

Géneros: , , ,

8.7

¿Cómo se conjuga el post-punk con el bakalao y todo lo que queda entre medio? VVV tienen la respuesta con «Turboviolencia» un compendio que va del pop ochentero al rock industrial valiéndose del coldwave, el EBM, el hard bass y en definitiva, de un montón de subgéneros más o menos oscuros y más o menos raveros que ni siquiera puedo acertar a denominar. Y es que VVV son una banda que ha pasado rápidamente de ser una especie de versión de dormitorio de Crystal Castles a una de las mejores bandas del panorama estatal. Si ya en «Escama» derrocharon frescura y un buen puñado de hits, este «Turboviolencia» es lo que podríamos llamar un disco de madurez: más rotundo, mucho mejor producido y con composiciones mucho más memorables.

Hablamos en concreto de 10 cortes que pasan muy rápido y comienzan a fuego con su mejor tema o, por lo menos, el más impactante tanto a nivel musical como lírico. «Nadie es Leal» es un pelotazo bakalapunk que con su incesante ritmo te acelera las pulsaciones y finaliza con un subidón de electrónica hooligan D.O. antigua Unión Soviética, todo arropado de letras caóticas e infecciosas, con apariencia casual pero certera sobre la falsedad en la escena. Las referencias a las drogas sintéticas serán por cierto una constante en un disco, que como otros de su generación, dejan claro que es una realidad normalizada. «No quedan tiros en la mesa», «recojo el speed del suelo del baño», «sin la merca y los bares», «compartimos el turulo»… son frases que van apareciendo a lo largo del disco, no con ánimo de alarde sino integradas en historias de amor, de denuncia o de autodesprecio.

Por lo demás, la banda consigue facturar letras punzantes sin enrevesar nada. Cierto que tienen ese clima de intensidad gótica cuando hablan de relaciones humanas, pero son capaces de estribillos como «si no eres guapo estás jodido, todos los días tienes que justificar tu existencia» («Crisis Existencial») o mantras de activismo personal como «cuando todo esta mal, es tu derecho y deber odiar» («Odiar Frontal»). «Odiar Frontal» pone justamente la cara más confrontacional del disco, no solo por la temática sino por lo machacón de su rock industrial con trazas de ebm y repunte de drum n’ bass. Es precisamente la incorporación de estos breaks uno de los ingredientes más efectivos del disco, pues parecía un género pasado de moda y bandas jóvenes están explotando sus capacidades, fusionándolos con nuevas tendencias de la electrónica. O directamente con el pop ochentero, como esa «Matar el Tiempo» que comienza bien limpia entre sugerentes sintetizadores y se torna pesadillesca hasta desembocar en un torbellino de breaks a tope de bpms.

Es cierto que «Turboviolencia» capta tu atención inicial por su conjugación de ritmos trepidantes y anestesiante oscuridad post-punk, pero te quedas a vivir en él por las melodías. La espídica «Hiedra Verde» esconde una melodía vocal irresistible y lo mismo puede decirse de «Amianto», única y agradecida aportación vocal de Elinor como solista. Otro muy inteligente detalle del disco es la inclusión, a priori de poco encaje, de una escueta balada de piano reverberado como es «Monstruo». Y es que como digo, bajo esas capas de ritmos machacones aquí hay una sensibilidad musical próxima a bandas como los mismos The Cure o incluso The Smiths, que pueden convivir tranquilamente con Front242 o Chimo Bayo. En este sentido, poco me extrañaría que VVV expandan sus horizontes en el futuro hacia ambos extremos.

Porque sí, VVV suenan en Turboviolencia a banda de extremos. Un disco de post-punk que no repite los esquemas de siempre, un disco de electrónica en el que el contenido lírico es importante, un disco machacón pero aún así sutil y en definitiva, uno de los discos tótems de esta generación.

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22 de marzo de 2022