Allá por 1995 aparecía la versión cinematográfica de un cómic de culto, The Crow, película también de culto dada la fatal muerte «accidental» de Brandon Lee al recibir unos supuestos disparos de fogueo que no fueron tales. En fin, leyendas aparte, una película simple aunque con una sobrecogedora atmósfera tétrica que necesitaba de una banda sonora a juego. Objetivo logrado y con nota esta vez.
El disco se abre con una oscura canción de los Cure, Burn, de las mejores que hayan firmado desde entonces. Banda que no podía faltar al hablar de ambiente gótico con un tema escalofriante donde la voz de Robert Smith simplemente emociona. Sonidos más alternativos e industriales de la mano de Machines of Loving Grace, demostrando en Golgotha Tenement Blues ser uno de los pioneros del género en un tema de contrastes más que efectivos. Los Stone Temple Pilots aterrizan después con el reposado tema Big Empty extraído de Purple.
Sigue Dead Souls, una versión de Joy Division a cargo de NIN, reconocible desde un principio, ritmos apocalípticos y monótonos, voz afectada y desgañitamientos varios, tan bueno como todo a lo que nos tiene acostumbrados, si bien es cierto que no dista en exceso del original. Excitación crossover de la mano de Rage Against the Machine, en Darkness, donde como siempre, aparte de los resultones rapeados de Zack, la nota de calidad la pone la guitarra marciana de Morello. Más toques de oscuridad indie muy deudores de los propios Cure traen Violent Femmes en su Color Me Once.
Los primeros segundos de arranque de Ghostrider, ya nos dejan ver que Rollins Band va a volver a deleitarnos con un puro ejercicio de hard rock agresivo y de riffs pesados. Después las leyendas del hardcore-metal alternativo, Helmet con la abrasiva y envolvente Milktoast y Pantera con The Badge, pelotazo de metal rudo y adrenalínico. Una excitante mixtura de ritmos funk-metal y hardcore que torna en tesitura sinfónica nos presentan For Love Not Lisa en Slip Slide Melting.
Auténtico catálogo de rock gótico, industrial y alternativo que se revela años después como perfecto manual para entender el rock de los 90 en sus diferentes vertientes y por supuesto, comprender así gran parte del panorama musical actual. Una interesante combinación de nombres de tirón comercial con otros más underground que dan forma a una de las mejores bandas sonoras de rock de la década, que fueron unas cuantas.
