La carrera de The Unfinished Sympathy es una de las más brillantes del indie nacional de los últimos años. Desde las maneras emo y la fuerza «core» de sus comienzos, la banda evolucionó hacia la cima del power-pop rockero en «Rock For Food» y finalmente buscó un sonido más bailable dentro de sus parámetros con «We Push You Pull», coincidiendo con su para muchos incomprensible abandono de Bcore y entrada en Subterfuge.
Esta jugada supuso seguramente un aumento de público importante y no olvidemos que para los que hacen «rock for food», llegar a audiencias un poco abultadas es importante. Pero pese a reconocer que es un más que buen disco, los síntomas de flojera emborronaban su futuro a nivel creativo al menos. Pronto tras editar el disco se reforzarían en directo con Joan Colomo a los teclados y coros, uno de los cerebros del indie catalán con un importante currículum. Ahora, escuchando «Avida Dollars» nos parecería demasiado ingenuo pensar que este quinto miembro no anda detrás de un nuevo sonido, más pop y melódico.
Lo cierto es que el disco comienza engañando un poco. «Continental Drift» y «Homedrunk» son dos proyectiles que perfectamente tendrían cabida en los TUS de hace unos 5 años. Hay desarrollos de guitarra brillantes y giros vocales nada previsibles. La primera toma un tono más paranoico en las estrofas y un estribillo triunfante, la segunda es marcada por un adhesiva línea de guitarra y las voces tienen un toque jamaicano.
El buen pop-rock no acaba aquí. En «Give Up Dig Down» recuerdan a The Police, una de sus influencias de siempre con unos coros irresistibles. «Magic Harvest» cuenta de nuevo con riffs gruesos y excelentes réplicas vocales de Colomo y en «You Are Wrong» lleva incluso la voz cantante, siendo inconfundible su power-pop retorcido pero energético que tanto ha cultivado con La Célula Durmiente.
En definitiva, sólo los alérgicos al pop tienen motivos para que no les guste el disco. Y esos motivos son «Girl, You Don’t have a Heart» y «We’re Gonne Be Parents», que cuanto menos son piezas de gusto exquisito. Si tuviera que suspender un tema sería «Dear Diamond», por su excesiva candidez donde la voz de Fuentes juega un papel demasiado ñoño sin tampoco conseguir emocionar.
Por otro lado la banda parece estar por encima de los comentarios y tomárselos con humor, porque suponemos que hacer una canción de título «Avida Dollars» (anagrama del nombre de Dalí referente a su «pasión» por el dinero) no es casualidad. Es curioso que la hayan escogido sin embargo para titular el disco, porque queda en un medio término que ni explota ni sorprende por su melodía. Por lo demás, un disco sin casi nada que objetar.
