No quería dejar terminar este 2008 sin reseñar el que fue para mí uno de los mejores discos del año pasado, el tercer trabajo del dúo de San Francisco Two Gallants. Sí, otra pareja, el tipo de agrupación más minimalista que pueda existir, pero que aún así nos lleva dando bastantes alegrías de un tiempo a esta parte con los lanzamientos de White Stripes, Black Keys o Dresden Dolls, cada uno de ellos batallando desde su terreno con más garra que otras formaciones con el doble o más de miembros.
La música de Adam Stephens y Tyson Vogel en particular se encuadra fácilmente dentro de la corriente ‘americana’ que levanta pasiones en el mundillo indie actual, gracias al buen hacer de bandas como Okkervil River, Murder By Death, o uno de los grandes triunfadores de este 2008: Fleet Foxes. Es decir, que acoplan la rica tradición folk de su país a un molde que los hace sonar contemporáneos. La peculiaridad esta vez es que dicho molde viene forjado con una cantidad apreciable de argamasa proveniente del Seattle de la década pasada.
Esta característica es la que los hace sonar bastante más crudos y directos que la mayoría de sus compañeros de generación y estilo; esto es que mientras otros intentan conseguir la melodía y el tono perfecto, Stephens y Vogel dejan bastante campo a la improvisación, o al menos eso se nota en la mayor parte de sus temas, que parecen recién obtenidos de una hipotética y utópica jam session en la que han participado tanto la Creedence como Nirvana.
En definitiva, que “Two Gallants” es un excelente disco que debería ser rescatado de la cosecha ’07 antes de que comencemos a olvidarnos de la de 2008 para empezar a prestar atención a la ya presente oleada de 2009. Sé que es difícil, ya que cada vez hay más y más discos y grupos que escuchar, pero así podríais tener la oportunidad de descubrir dos grandes álbumes de una misma banda: éste y su cuarto trabajo que están preparando en estos momentos.