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Thrice – The Alchemy Index vols 1&2: Fire and Water

Thrice - The Alchemy Index vols 1&2: Fire and Water portada
Vagrant, 2007
Productor: Teppei Teranishi
Banda: Dustin Kensrue, Teppei Teranishi, Ed Breckenridge, Riley Breckenridge

Géneros: ,

7.8

Thrice son una banda que, disco a disco se han ganado una amplia base de fans en los círculos que van del hardcore al rock alternativo. Tanto esta evolución como el talante abierto que demuestran hacen de ellos una banda apetecible para fans de A Perfect Circle, Muse, Smashing Pumpkins, Dredg… es decir, son fácilmente postulables como nuevos iconos del rock alternativo de masas y encima de cierta calidad.

Ya todas las miradas se centraron en ellos en el notable «Veisshu» y la expectación se desató cuando llevaron sus pretensiones al máximo anunciando un disco cuádruple identificado con los cuatro elementos (fuego, agua, tierra y aire). Pues bien, al final sólo será doble o más bien es que hay truco y cada elemento es retratado en un EP de 6 canciones. Así, han programado su edición en dos tandas, la primera que recoge los volúmenes dedicados al fuego y al agua.

El EP ígneo muestra como no, su cara rockera, agresiva, pero ni siquiera tan hardcore como podría esperarse. «Firebreather» se enfoca desde un comienzo a un rock alternativo que comienza sonando a Filter y finalmente lo hace más a Rival Schools, pasando como no, por Deftones, el referente más claro tanto a nivel de sonido como de las aspiraciones de trascender los sonidos agresivos que obviamente Thrice tienen.

Los sintetizadores serán más utilizados en el agua, pero también aderezan el arrebato de metalcore con voces brutas y guitarras paranoicas de «The Messenger». El disco comienza a flaquear en cohesión con el salto a «Backdraft» de clara inspiración en el White Pony con sus espaciosas baterías, su melodía acústica y la suave voz, que explotan en un post-grunge expansivo. La sucesión de esta con los adictivos riffs de «The Arsonist» puede ser fácilmente el mejor momento, notándose en esta una clara influencia de Cave In a la hora de mezclar hardcore rocoso con rock alternativo de ínfulas progresivas con bastante tino.

No podemos sino recordar de nuevo al tercer disco de los Deftones al escuchar la épica melódica que se mueve entre el himno épico post-grunge y el aire intimista y emocional. El cierre con «The Flame Deludge» es el momento más intenso del disco, abriendo con notas misteriosas y entrando en un pasaje orquestal con grandilocuencia a lo Muse al que pone contrapunto los asfixiantes berridos core. Interesante ejercicio cuanto menos.
La parte acuosa como era de prever se sumerge en las atmósferas relajadas y de corte electrónico, tratando de seguir los pasos de las bandas que desde el espectro alternativo han explorado antes estos campos, como Radiohead, Sigur Ros o el trip-hop en general. Así cajas de ritmos, efectos sugestivos y pianos ponen colchón a «Digital Sea» con un fondo muy pop. El tono de electrónica minimalista y voz susurrante un tanto más tirante a Depeche Mode marca «Open Water» aunque intenta tirar a un terreno progresivo donde el emo de Jimmy Eat World colisiona con los pasajes etéreos de Sigur Ros.

«Lost Continent» cae en la balada más típica, llámese aor, postgrunge o emo, un momento para el lamento más flojo. Y siguiendo el resumen de las tendencias alternativas de la temporadas en «Night Diving» hacen su aportación post-rock, correcta, pero nada que pueda hacernos pensar que superen a Mogwai o Explosions in the Sky. En «The Whaler» hacen por otra parte una aproximación al neo-prog poppie de Dredg de nuevo con cajas de ritmos y por último «Kings Upon The Main» cierra en un ambiente que recuerda a lo más misterioso y reposado del The Fragile de NIN.

Thrice han hecho un esfuerzo de progreso que debe figurar junto a los de Deftones, Cave In o Poison The Well. Lo malo es que no han hecho una obra con suficiente empaque global. Y es que poco sentido tiene idear un concepto de 4 EPs si luego los sirves dos a dos. Sobresalen en la producción, aprueban la ejecución, en la composición andan más justos (el rumbo de una mayoría de temas es cuanto menos, errático) y el gancho escasea. Es necesario que depuren los resultados de la variedad estilística que han asimilado y ofrezcan un disco cohesionado con mayor valor que esta división de «elementos» tan tópica.

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1 de enero de 2007